ENFOQUE: Iniciativa BRI verde de China brinda impulso a la gobernanza climática global
  Spanish.xinhuanet.com | 2021-11-19 20:15:35

BEIJING, 19 nov (Xinhua) -- China resumió los cambios radicales, históricos y transformadores en sus esfuerzos de protección ecológica y ambiental este martes en una resolución histórica.

La propuesta, adoptada en la sexta sesión plenaria del XIX Comité Central del PCCh celebrada en Beijing la semana pasada, coincide con la versión renovada del país de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), una BRI ecológica, que se propone "hacer del verde una característica crucial de la cooperación en el marco de la iniciativa".

Desde la práctica doméstica del nuevo concepto de desarrollo verde hasta la promoción de la transformación energética baja en carbono y la innovación tecnológica en el extranjero entre sus socios de la Franja y la Ruta, pasando por los intercambios de tecnología a la gestión conjunta de proyectos, China ha estado cumpliendo sus compromisos de impulsar el desarrollo común y la gobernanza climática global.

UN OASIS DE ENERGÍA

En el condado de Garissa, mayoritariamente árido y desértico, al noreste de Kenia, los prolijos y densos paneles solares instalados por China se alinean para formar un "oasis de energía", que ha beneficiado a miles de familias y empresas.

La central fotovoltaica de 50 MW construida por China, la más grande del este de África, ha sido testigo del florecimiento de las actividades comerciales en Garissa y otros condados del norte árido en tanto los residentes obtienen un suministro eléctrico ininterrumpido en un área plagada de frecuentes apagones.

En la Mesopotamia iraquí, la desertificación y la salinización del suelo han amenazado durante mucho tiempo con cubrir en polvo esta cuna de una de las primeras civilizaciones de la humanidad.

"Mi sueño es transferir lo que aprendí de China a Irak y convertir los desiertos en oasis", dijo Sarmad Kamil Ali, ingeniero agrícola asociado de la Junta Estatal de Lucha contra la Desertificación de Irak, que estuvo en China en 2013 para aprender sobre procesos de control de la arena.

En la tropical Etiopía, el satélite de teleobservación del clima de China, que orbita a más de 600 kilómetros sobre la Tierra, está trabajando como un ángel de la guarda para esta "ciudad natal del café", en aras de amortiguar el impacto del cambio climático en la siembra de este producto.

El microsatélite donado por China, que parte de una iniciativa para implementar el proyecto de cooperación Sur-Sur de China sobre el cambio climático, fue puesto en marcha con éxito en diciembre de 2019, con el objetivo de obtener datos de teledetección multiespectrales en agricultura, silvicultura y conservación del agua, prevención y mitigación de desastres y proporcionar alertas tempranas de desastres climáticos.

Los proyectos de energía verde de China y la asistencia técnica en el extranjero, llevados a cabo en el marco de la BRI, que considera proyectos cada vez más bajos en carbono, no solo han funcionado como una varita mágica para convertir áreas tropicales y áridas en un "oasis" de energía, sino que también ayudaron a aprovechar plenamente los recursos naturales de varios países.

En el embalse Sirindhorn de Tailandia, el proyecto fotovoltaico flotante integrado que está asistido por China, uno de los más grandes del mundo, ha ayudado al país a dar un paso más hacia su objetivo de desarrollo ecológico.

En Brasil, una nación con abundante energía pero limitada por una distribución desigual, una vía de transmisión de energía de ultra alto voltaje (UHV) que se extiende de norte a sur, co-construida por China y Brasil, ha saciado significativamente la necesidad de energía y mejorado la eficiencia del servicio.

Los resultados de la cooperación Sur-Sur de China sobre el cambio climático son visibles, tangibles y efectivos. Desde 2011, China ha asignado un total de 1.200 millones de yuanes, firmado 40 documentos de cooperación con 35 países y capacitado a unos 2.000 funcionarios y técnicos en el campo del cambio climático para casi 120 países en desarrollo, haciendo todo lo posible para ayudar a dichos países a mejorar su capacidad para hacer frente al cambio climático.

NUEVAS FRONTERAS

Ubicada en un valle al pie de los Andes, la capital chilena de Santiago a menudo está envuelta en smog, especialmente en invierno, cuando las inversiones térmicas estacionales arrojan elementos contaminantes sobre esta ciudad de 5.6 millones de personas.

Para combatir el smog y frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, el país latinoamericano ha apostado por los vehículos eléctricos de China como parte de su plan para modernizar su sistema de transporte público y avanzar en el proyecto de movilidad limpia.

En diciembre de 2018, Chile presentó los primeros 100 autobuses eléctricos para la flota de tránsito de Santiago, fabricados por la compañía de automóviles china BYD Electronic International Co.Ltd. Una semana después, otros 100 autobuses eléctricos, fabricados por Zhengzhou Yutong Bus Co.Ltd. de China se unieron a la flota.

Desde la inauguración, los autobuses rojos y blancos con Wi-Fi, equipados con puertos USB y aire acondicionado, se han convertido en el medio de transporte preferido de muchos de los residentes de la ciudad, que ahora pueden disfrutar de un paseo más limpio, silencioso y cómodo.

Los vehículos de energía limpia de China también han rodado en las carreteras en Brasil y México en América Latina y Finlandia en Europa, ayudando a aliviar la congestión del tráfico, reducir las emisiones y modernizar los desplazamientos para una vida más ecológica y sostenible.

En la Conferencia Tencent WE celebrada el 6 de noviembre, Wang Chaoyang, profesor de la Universidad Estatal de Pensilvania, dijo que el desarrollo de nuevas energías y la lucha contra el cambio climático es responsabilidad común de la humanidad, y las ventajas de China en tecnología, capacidad y costos de fabricación han hecho una gran contribución al desarrollo global de vehículos de nuevas energías.

Chris Stark, director ejecutivo del Comité de Cambio Climático de Gran Bretaña, dijo que los mayores beneficios de la BRI ecológica para el mundo en su conjunto son el progreso industrial y menores costos de producción de energía baja en carbono.

Ahora, esta iniciativa de la Franja y Ruta verde se ha extendido mucho más allá de los desiertos, praderas, ríos y océanos, hasta los glaciares, un indicador importante del cambio climático.

Haciendo frente a temperaturas bajo cero y ráfagas de viento permanentes, ingenieros chinos y argentinos han trabajado para construir la central hidroeléctrica de Santa Cruz en Argentina, el proyecto hidroeléctrico a gran escala más austral del mundo, teniendo en cuenta los ecosistemas de la periferia, incluidos glaciares y escalas de peces.

En los últimos años, China también ha trabajado en estrecha colaboración con Islandia dentro del marco de la BRI para desarrollar y aprovechar conjuntamente la energía geotérmica, una energía renovable baja en carbono.

El país europeo que se encuentra con un pie en el límite de la placa euroasiática y el otro en la norteamericana, cuenta con una rica experiencia en el uso de energía geotérmica y es altamente complementario con China, que posee un gran mercado, capital y plataforma para la cooperación.

Mientras la humanidad lidia con la devastadora pandemia de COVID-19 y un clima cada vez más caprichoso, una respuesta conjunta al cambio climático es un requisito inevitable para la coexistencia armoniosa entre el hombre y la naturaleza que actuemos como una comunidad de futuro compartido.

 
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ENFOQUE: Iniciativa BRI verde de China brinda impulso a la gobernanza climática global

Spanish.xinhuanet.com 2021-11-19 20:15:35

BEIJING, 19 nov (Xinhua) -- China resumió los cambios radicales, históricos y transformadores en sus esfuerzos de protección ecológica y ambiental este martes en una resolución histórica.

La propuesta, adoptada en la sexta sesión plenaria del XIX Comité Central del PCCh celebrada en Beijing la semana pasada, coincide con la versión renovada del país de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), una BRI ecológica, que se propone "hacer del verde una característica crucial de la cooperación en el marco de la iniciativa".

Desde la práctica doméstica del nuevo concepto de desarrollo verde hasta la promoción de la transformación energética baja en carbono y la innovación tecnológica en el extranjero entre sus socios de la Franja y la Ruta, pasando por los intercambios de tecnología a la gestión conjunta de proyectos, China ha estado cumpliendo sus compromisos de impulsar el desarrollo común y la gobernanza climática global.

UN OASIS DE ENERGÍA

En el condado de Garissa, mayoritariamente árido y desértico, al noreste de Kenia, los prolijos y densos paneles solares instalados por China se alinean para formar un "oasis de energía", que ha beneficiado a miles de familias y empresas.

La central fotovoltaica de 50 MW construida por China, la más grande del este de África, ha sido testigo del florecimiento de las actividades comerciales en Garissa y otros condados del norte árido en tanto los residentes obtienen un suministro eléctrico ininterrumpido en un área plagada de frecuentes apagones.

En la Mesopotamia iraquí, la desertificación y la salinización del suelo han amenazado durante mucho tiempo con cubrir en polvo esta cuna de una de las primeras civilizaciones de la humanidad.

"Mi sueño es transferir lo que aprendí de China a Irak y convertir los desiertos en oasis", dijo Sarmad Kamil Ali, ingeniero agrícola asociado de la Junta Estatal de Lucha contra la Desertificación de Irak, que estuvo en China en 2013 para aprender sobre procesos de control de la arena.

En la tropical Etiopía, el satélite de teleobservación del clima de China, que orbita a más de 600 kilómetros sobre la Tierra, está trabajando como un ángel de la guarda para esta "ciudad natal del café", en aras de amortiguar el impacto del cambio climático en la siembra de este producto.

El microsatélite donado por China, que parte de una iniciativa para implementar el proyecto de cooperación Sur-Sur de China sobre el cambio climático, fue puesto en marcha con éxito en diciembre de 2019, con el objetivo de obtener datos de teledetección multiespectrales en agricultura, silvicultura y conservación del agua, prevención y mitigación de desastres y proporcionar alertas tempranas de desastres climáticos.

Los proyectos de energía verde de China y la asistencia técnica en el extranjero, llevados a cabo en el marco de la BRI, que considera proyectos cada vez más bajos en carbono, no solo han funcionado como una varita mágica para convertir áreas tropicales y áridas en un "oasis" de energía, sino que también ayudaron a aprovechar plenamente los recursos naturales de varios países.

En el embalse Sirindhorn de Tailandia, el proyecto fotovoltaico flotante integrado que está asistido por China, uno de los más grandes del mundo, ha ayudado al país a dar un paso más hacia su objetivo de desarrollo ecológico.

En Brasil, una nación con abundante energía pero limitada por una distribución desigual, una vía de transmisión de energía de ultra alto voltaje (UHV) que se extiende de norte a sur, co-construida por China y Brasil, ha saciado significativamente la necesidad de energía y mejorado la eficiencia del servicio.

Los resultados de la cooperación Sur-Sur de China sobre el cambio climático son visibles, tangibles y efectivos. Desde 2011, China ha asignado un total de 1.200 millones de yuanes, firmado 40 documentos de cooperación con 35 países y capacitado a unos 2.000 funcionarios y técnicos en el campo del cambio climático para casi 120 países en desarrollo, haciendo todo lo posible para ayudar a dichos países a mejorar su capacidad para hacer frente al cambio climático.

NUEVAS FRONTERAS

Ubicada en un valle al pie de los Andes, la capital chilena de Santiago a menudo está envuelta en smog, especialmente en invierno, cuando las inversiones térmicas estacionales arrojan elementos contaminantes sobre esta ciudad de 5.6 millones de personas.

Para combatir el smog y frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, el país latinoamericano ha apostado por los vehículos eléctricos de China como parte de su plan para modernizar su sistema de transporte público y avanzar en el proyecto de movilidad limpia.

En diciembre de 2018, Chile presentó los primeros 100 autobuses eléctricos para la flota de tránsito de Santiago, fabricados por la compañía de automóviles china BYD Electronic International Co.Ltd. Una semana después, otros 100 autobuses eléctricos, fabricados por Zhengzhou Yutong Bus Co.Ltd. de China se unieron a la flota.

Desde la inauguración, los autobuses rojos y blancos con Wi-Fi, equipados con puertos USB y aire acondicionado, se han convertido en el medio de transporte preferido de muchos de los residentes de la ciudad, que ahora pueden disfrutar de un paseo más limpio, silencioso y cómodo.

Los vehículos de energía limpia de China también han rodado en las carreteras en Brasil y México en América Latina y Finlandia en Europa, ayudando a aliviar la congestión del tráfico, reducir las emisiones y modernizar los desplazamientos para una vida más ecológica y sostenible.

En la Conferencia Tencent WE celebrada el 6 de noviembre, Wang Chaoyang, profesor de la Universidad Estatal de Pensilvania, dijo que el desarrollo de nuevas energías y la lucha contra el cambio climático es responsabilidad común de la humanidad, y las ventajas de China en tecnología, capacidad y costos de fabricación han hecho una gran contribución al desarrollo global de vehículos de nuevas energías.

Chris Stark, director ejecutivo del Comité de Cambio Climático de Gran Bretaña, dijo que los mayores beneficios de la BRI ecológica para el mundo en su conjunto son el progreso industrial y menores costos de producción de energía baja en carbono.

Ahora, esta iniciativa de la Franja y Ruta verde se ha extendido mucho más allá de los desiertos, praderas, ríos y océanos, hasta los glaciares, un indicador importante del cambio climático.

Haciendo frente a temperaturas bajo cero y ráfagas de viento permanentes, ingenieros chinos y argentinos han trabajado para construir la central hidroeléctrica de Santa Cruz en Argentina, el proyecto hidroeléctrico a gran escala más austral del mundo, teniendo en cuenta los ecosistemas de la periferia, incluidos glaciares y escalas de peces.

En los últimos años, China también ha trabajado en estrecha colaboración con Islandia dentro del marco de la BRI para desarrollar y aprovechar conjuntamente la energía geotérmica, una energía renovable baja en carbono.

El país europeo que se encuentra con un pie en el límite de la placa euroasiática y el otro en la norteamericana, cuenta con una rica experiencia en el uso de energía geotérmica y es altamente complementario con China, que posee un gran mercado, capital y plataforma para la cooperación.

Mientras la humanidad lidia con la devastadora pandemia de COVID-19 y un clima cada vez más caprichoso, una respuesta conjunta al cambio climático es un requisito inevitable para la coexistencia armoniosa entre el hombre y la naturaleza que actuemos como una comunidad de futuro compartido.

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