Personas caminan frente a un automóvil antiguo estacionado en una calle de La Habana, capital de Cuba, el 30 de diciembre de 2021. (Xinhua/Joaquín Hernández)
LA HABANA, 30 dic (Xinhua) -- Si bien el Gobierno cubano ha impulsado una profunda transformación del tejido económico, la economía cubana cierra el 2021 en medio del impacto de una dura inflación.
En el primer día del año, la actual Administración aplicó la llamada Tarea Ordenamiento, un proceso concebido en los dos últimos Congresos del Partido Comunista de Cuba, realizados en abril de 2011 y de 2016, que incluyó la unificación monetaria y cambiaria, la eliminación de subsidios indebidos y la transformación de los salarios.
Sin embargo, como han reconocido las autoridades, los cambios se realizaron en un contexto difícil, de crisis internacional, pandemia y profundización del bloqueo que desde hace más de medio siglo aplica Estados Unidos contra la isla.
"En este contexto, además de lo que le sucede a todo el mundo, tenemos que enfrentar el recrudecido bloqueo y una afectación a nuestros ingresos de más de 3.000 millones de dólares en los últimos 18 meses", explicó hace unos días ante la Asamblea Nacional (parlamento unicameral) el vice primer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil.
Como consecuencia, el país sufre ahora una inflación en los precios minoristas que el Gobierno sitúa para fin de año en un 70 por ciento y que "se ha comido el aumento del salario", de manera particular en los alimentos, el transporte y los materiales de construcción.
"Pensaba a inicios de año que mi jubilación tendría más capacidad de compra con el reordenamiento económico, pero realmente los precios están muy altos", afirmó a Xinhua el ex profesor Alberto Ulloa, un septuagenario que vive en La Habana.
De acuerdo con Ulloa, el principal problema está en el desabastecimiento sobre todo de los alimentos, "aunque el Gobierno mantiene una asignación mensual con la canasta familiar normada, que es un alivio".
Las autoridades han reconocido que la actual inflación "es la principal distorsión de la Tarea Ordenamiento" y se proponen para 2022 enfrentar ese fenómeno, luego de que en el año que concluye la economía tuvo un discreto crecimiento del dos por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Gil ha aclarado que la respuesta gubernamental a la inflación no puede ser subir salarios, ni poner topes a los precios de manera administrativa, sino incrementar la oferta minorista, a través de la producción y "con productos nacionales, porque el país no tiene capacidad para importar".
Ante la falta de liquidez, el Gobierno se vio obligado a dolarizar una parte de la economía, con la apertura en julio de tiendas minoristas donde mediante el comercio electrónico, se venden alimentos y bienes en divisas que entran a la isla mediante remesas.
Un mes más tarde, las autoridades ampliaron la posibilidad de establecer negocios privados, al eliminar una lista de 127 actividades permitidas y publicar otra con 124 prohibidas, de un universo de más de 2.000 que quedan abiertas a la iniciativa personal.
En octubre se flexibilizó la distribución de las utilidades de las empresas, después del pago de impuestos, a partir de la eliminación del límite existente de hasta cinco salarios medios, una decisión que buscó potenciar la producción nacional.
También en ese mismo mes aparecieron las primeras micro, pequeñas y medianas empresas estatales y privadas (MIPYMES), y cooperativas no agropecuarias, entidades que legalmente quedaron en similar posición que las empresas estatales.
Ese paquete de medidas, que además incluye 63 decisiones gubernamentales para incrementar la producción agropecuaria, debe comenzar a dar sus frutos en el 2022, año en el que además el turismo espera recibir a 2,5 millones de vacacionistas.
Muy golpeada por la pandemia, la industria del ocio es la segunda fuente de ingresos en divisas del país, por detrás de la exportación de servicios médicos.
El Gobierno estableció un plan para el año venidero para que la economía cubana crezca en un cuatro por ciento del PIB, que incluye desde la reanimación gradual de la economía hasta continuar el proceso de descentralización de competencias de los municipios, así como al fortalecimiento de los sistemas productivos locales, los encadenamientos productivos y el desarrollo territorial.