SAO PAULO, 18 feb (Xinhua) -- La vacunación con CoronaVac, contra la COVID-19, ha cambiado la vida de los alumnos, maestros y de toda la comunidad educativa en una escuela de barrio de la zona norte de Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil y de Sudamérica.
"Somos muy agradecidos al pueblo chino. Tenemos que agradecer la cooperación entre Brasil y China y la inversión que ha hecho en las vacunas el estado de Sao Paulo", dijo a Xinhua Mónica Maschietto, directora de la escuela pública de educación primaria José Marcellino da Fonseca Major, situada en el barrio Parque Mandaquí.
Son 440 alumnos, de entre 7 y 11 años, los que se han adherido a la vacunación infantil que Brasil autorizó a partir de enero.
La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil (Anvisa) autorizó, el día 20 de enero, la aplicación de la vacuna CoronaVac contra la COVID-19, de la farmacéutica china Sinovac, en niños y adolescentes de 6 a 17 años.
Desde entonces, las perspectivas cambiaron. Donde antes había angustia, ausencia de clases y muerte, apuntó la directora, hoy existe la esperanza de la vacuna.
Toman clases los estudiantes de la escuela pública de educación primaria José Marcellino da Fonseca Major, situada en el barrio Parque Mandaquí de Sao Paulo, Brasil. (Imagen de pantalla de video)
En Brasil, 5.865.375 niños con entre 5 y 11 años de edad, el 28,1 por ciento de la población de esa franja etaria, recibió la primera dosis después de que Anvisa autorizara la aplicación pediátrica de las vacunas CoronaVac y Pfizer en Brasil, el segundo país con mayor número de muertes tras Estados Unidos.
María Eduarda Pinho, que tiene 9 años y viste el uniforme de la escuela, cursa cuarto grado.
"La vacuna me dolió un poquito apenas, fue como una picadura de mosquito. Me pusieron la CoronaVac. Creo que la vacunación es muy buena porque nos protege. Estoy esperando la segunda dosis", dijo la niña a Xinhua.
La madre de María Eduarda falleció en 2020, durante la primera ola de COVID-19, cuando todavía no había vacunas en el mercado mundial.
Esta tragedia, así como la muerte de otros dos padres de alumnos en la escuela Marcellino Fonseca Major, han marcado a la comunidad educativa, decidida a no suspender las clases ahora gracias a la vacunación de sus alumnos.
"Cuando no teníamos clases, perdimos demasiado contenido. Ahora nos gusta venir a la escuela. Me gusta estudiar matemáticas y portugués ¿Qué le diría a un niño de otro país sobre la vacuna? Que hace bien. Que protege", afirmó María Eduarda.
Una trabajadora de la salud prepara la vacuna CoronaVac contra la COVID-19, desarrollada por el laboratorio chino Sinovac, en Sao Paulo, Brasil, el 2 de marzo de 2021. (Xinhua/Rahel Patrasso)
Joao Pedro, hincha del club Corinthians, también con 9 años pero más tímido que sus colegas, comentó: "No sé mucho sobre el tema, pero es bueno protegerse contra el coronavirus. Me gusta estudiar y poder hablar con mis amigos en el recreo".
Rafaela, de 10 años, también va a la escuela con su certificado de vacunación de la primera dosis de CoronaVac, orgullosa de formar parte de la generación que crece en la lucha responsable contra la pandemia.
"Tomé la CoronaVac. Me sentí bien, no tuve problemas. Siempre tenemos que tener cuidado. Uso máscara, uso alcohol en gel todo el tiempo, al salir al recreo y al volver a la clase. Tengo muchos amigos con los que ahora juego físicamente y están todos vacunados. Jugamos entre nosotros y con eso salimos un poco del teléfono celular y la televisión", señaló Rafaela.
El estado de Sao Paulo ocupa el primer lugar de la clasificación regional de Brasil sobre la vacunación infantil. Fue el Gobierno del estado de Sao Paulo el que llegó a un acuerdo para importar y producir la vacuna china CoronaVac en el Instituto Butantan, proveedor local de vacunas del Gobierno brasileño.
La enfermera Mónica Calazans (i) recibe la vacuna CoronaVac contra la COVID-19, desarrollada por el laboratorio chino Sinovac, en Sao Paulo, Brasil, el 17 de enero de 2021. (Xinhua/Rahel Patrasso)
La primera vacuna aplicada en Brasil también fue la CoronaVac, el 17 de enero de 2021.
Para los profesores, la vacunación fue un alivio, redujo la incertidumbre y sirvió como incentivo para enfrentar el día a día tras el confinamiento.
"Creo que todos nos quedamos más tranquilos con los niños recibiendo la primera dosis. Animé mucho a los niños a vacunarse. Les dije que yo no había tenido reacciones. Ellos son mucho más conscientes que los adultos en cuanto a cómo debe usarse la mascarilla y la importancia de usarla bien", comentó la profesora de Educación Física Inizeth Pereira Suto en una de las aulas.
Para Suto, la vacunación es una muestra de que "los países tienen que unirse para terminar con la pandemia".
A su lado, la directora Maschietto se emocionó cuando recordó que la CoronaVac era la única vacuna disponible, al comienzo de la inmunización, para proteger a su madre.
En su opinión, al convivir con la primera generación de niños que debió hacer frente a la pandemia de COVID-19, sus alumnos llevan a cabo, sin proponérselo, "el ejercicio diario de la ciudadanía", pues también están protegiendo a los demás gracias a que se vacunan y cumplen con las medidas de protección sanitaria.
"El mayor aprendizaje de estos alumnos -enfatizó la directora de esta escuela- es lo importante de estar juntos, en unidad. Una cuestión de solidaridad en la comunidad. De amor al prójimo. Esto, creo, es lo que le va a quedar a la generación de la pandemia".