HANGZHOU, 2 jun (Xinhua) -- "Antes nos centrábamos en abrir el mercado chino con especialidades mexicanas como el tequila y el aguacate, pero ahora la combinación de ciencia y tecnología de México y la fabricación industrial de China ofrece nuevas oportunidades de cooperación", sostiene Alfonso Araujo, fundador del Centro México-China.
En el año 2000, obsesionado con las películas chinas de artes marciales, Araujo viajó al país asiático a cumplir su "sueño de Kung Fu". Tras comprobar la creciente importancia económica de China tras su incorporación a la Organización Mundial del Comercio, decidió instalarse en la ciudad de Hangzhou, capital de la provincia oriental china de Zhejiang. Con el fin de sumergirse en su cultura milenaria, empezó a aprender chino en su tiempo libre.
Durante su estancia de 22 años en China ha enseñado inglés en pueblos montañosos y organizado programas de formación México-China. Ahora establece una plataforma para la cooperación de tecnologías. Desde productos agrícolas hasta investigación científica conjunta, Araujo ha sido testigo de cómo la cooperación bilateral se está desarrollando hacia un nivel cada vez más amplio y profundo.
En su opinión, la modificación oportuna de la mentalidad contribuye al sorprendente desarrollo de China. "La cultura tradicional china tiene una larga historia, pero esto no significa que el pensamiento de la gente sea conservador. Por el contrario, los chinos están muy dispuestos a aceptar cosas nuevas," resalta.
Recientemente, China hizo hincapié en los esfuerzos para profundizar los intercambios y la cooperación en innovación, promover la integración a fondo de la ciencia y la tecnología con la economía y aumentar la promoción de los resultados de innovación.
El empresario mexicano apunta al "océano azul" de la transformación de los logros tecnológicos. "Los logros de investigación de México se pueden transformar en productos en China y las empresas emergentes tienen mayor posibilidad de encontrar apoyo financiero aquí", explica.
"China es uno de los lideres mundiales en manufactura. Además, posee un enorme mercado interno y amplios escenarios de aplicación de nuevas tecnologías; para China, las políticas de México son relativamente flexibles y se destaca las ventajas en los costos de adquirir las técnicas", indica.
En 2019, Araujo fundó el Centro México-China, una plataforma transfronteriza para impulsar la creación de talento e innovación tecnológica entre ambas partes, que tiene como objetivo promover una cooperación profunda en tecnologías emergentes.
"Sistemas inteligentes de transporte de cadena de frío, techos de nuevos materiales, detector de cáncer cervicouterino, exoesqueleto diseñado para niños discapacitados...", el fundador mexicano enumera los proyectos tecnológicos en curso.
Con los esfuerzos de Araujo y su equipo, la Universidad Tecnológica de Monterrey en México y la Universidad Hangzhou Dianzi han establecido conjuntamente una plataforma de laboratorios remotos, que se ha puesto en uso para la enseñanza.
Además, el Instituto Avanzado de Tecnología Informática de la Universidad de Peking y el centro han acordado una cooperación estratégica, mediante la cual compartirán los logros bilaterales con más países latinoamericanos en campos de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y el internet de las cosas.
Durante dos décadas, Araujo ha notado el impulso de China al desarrollo sostenible. "Podemos ver la inversión real lanzada por el Gobierno chino en vehículos de nuevas energías y otros aspectos para enfrentar el cambio climático", subraya.
Este año se cumple el 50 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y México y, como desea Araujo, ambos países se han convertido en socios importantes el uno del otro. Actualmente, China es el segundo mayor socio comercial global de México, que es a su vez el segundo mayor socio comercial de China en América Latina.
"Estoy orgulloso de promover la cooperación bilateral, es la cosa más significativa que he hecho". En el futuro, Araujo planea invitar más profesores e investigadores mexicanos a China y les ayudará a explorar oportunidades para la transformación de los logros tecnológicos.
"Ciencia medioambiental, medicina, tecnología informática, nuevos materiales, robótica... hay gran potencial de cooperación con China en demasiados campos", resalta el empresario mexicano.