LA PAZ, 23 jun (Xinhua) -- El retorno a la "normalidad" en medio de la pandemia del nuevo coronavirus, la reactivación global, el repunte de la economía y las actividades en Bolivia promovieron el año pasado el aumento del 76,4 por ciento de la Inversión Extranjera Directa (IED) frente al 2020, lo cual se perfila como buena señal de confianza para el país, coincidieron hoy expertos.
Tras la caída con cifras negativas en 2020 por la pandemia y la recuperación positiva en 2021 de los flujos de inversión extranjera en Bolivia, el economista y gerente general del privado Instituto Boliviano de Comercio Exterior, Gary Rodríguez, dijo a Xinhua que se debe priorizar una gestión de medidas orientadas a impulsar la atracción de estos recursos que apuntalen al crecimiento económico y la generación de empleos.
Consideró que el crecimiento "alentador" del IED es una "buena señal" para Bolivia, pues a su juicio demuestra la paulatina recuperación de la confianza externa para inversiones en el país.
"Los datos muestran que los inversionistas extranjeros retornan al país, por el buen clima de estabilidad, aunque es necesario fortalecer algunas medidas para atraer más capitales externos", aseveró.
Consideró fundamental promover las políticas de incentivos, el fortalecimiento de la seguridad jurídica, la diversificación de ofertas sectoriales, cambios normativos, la desburocratización, la certidumbre política y la estabilidad.
De acuerdo con el Reporte de Capital Privado Extranjero-Gestión 2021 publicado el miércoles por el Banco Central de Bolivia (BCB), la IED en el país se incrementó en un 76,4 por ciento el año pasado con respecto a 2020.
Durante 2020, el ingreso bruto por IED alcanzó los 594 millones de dólares y el año pasado llegó a 1.048 millones de dólares. Este incremento muestra "una mejora significativa en relación a 2019 y 2020", refiere el ente emisor en un comunicado.
Según el BCB, la inversión neta de capitales externos más la inversión pública nacional permitieron al país recuperar la senda del crecimiento económico sostenido y consolidar la reconstrucción de la economía con estabilidad y generación de empleos.
Por actividad económica, los flujos de la IED se dirigieron en gran parte al sector de la Industria manufacturera (36 por ciento de participación), una de las mayores fuentes de empleo en el país.
También se canalizaron a la minería (28 por ciento) e hidrocarburos (18 por ciento) y se constituyeron en los sectores estratégicos generadores de excedentes.
En la misma línea, el resto de sectores presentó un incremento en relación a 2020.
Por su parte, el economista y docente de la Universidad Nur, Juan Pablo Saucedo, señaló que es oportuno aprovechar el retorno a la "nueva normalidad" con acciones que impulsen la reactivación de la economía global e interna, como son las inversiones, luego de agobiantes momentos vividos por la pandemia.
"Hay que avanzar en políticas cada vez más integradas para la atracción de estos recursos. Bolivia necesita de inversiones externas para impulsar su crecimiento económico", afirmó.
Según el experto, las claves para la atracción de inversiones externas son la solvencia de la seguridad jurídica y certidumbre en la estabilidad política y económica en Bolivia.
Aseveró que Bolivia puede atraer inversiones en sectores de la manufactura y no sólo en las divisiones tradicionales como hidrocarburos y minería.
En consecuencia, propuso diversificar la oferta sectorial a las inversiones como producción agropecuaria vinculada a los alimentos, textiles y tecnología.
Afirmó que en los últimos años se evidenciaron sectores de gran crecimiento como los alimentos (agricultura y ganadería), que deben ser fortalecidos con inversión no sólo para el mercado interno, sino para la exportación.
Se refirió además a potenciar los "superalimentos", como la quinua, el amaranto y la almendra.
