SAN SALVADOR, 25 jul (Xinhua) -- Jornada tras jornada, el indígena salvadoreño Leonel Shunico espera a que salga la Luna para poder recolectar hojas que caen del árbol de cacao, un elemento natural y delicado que será la materia prima para crear extraordinarias obras de arte en honor a sus ancestros nahuapipil.
En busca de preservar sus raíces y mostrar sus obras en cualquier parte, Shunico decidió utilizar la técnica del calado de hojas para diseñar objetos como lámparas, vitrales, accesorios, etcétera.
"Yo lo que hago es esperar e incluso, a veces, busco lunaciones para recoger las hojas porque llevan también ese toque que cuando la savia está más densa o menos densa; entonces, buscamos la hoja que tenga la dureza o la rigidez necesaria y el espesor necesario para elaborar las piezas", explicó Shunico a Xinhua.
Asimismo, explicó que el alma de cada objeto es totalmente ancestral, pues el cacao es un árbol sagrado para su comunidad y, por ende, todo lo que conlleva su fruto, floración y las hojas son parte del regalo que les ofreció Quetzalcóatl, dios creador del hombre.
"El alma de las piezas es totalmente ancestral. El cacao aún sigue siendo uno de los árboles sagrados para nuestra comunidad porque nos contaban nuestros 'tatas' (líderes indígenas) que la bebida que sale del cacao era única y exclusivamente para los dioses, pero el dios Quetzalcóatl se apiadó de la humanidad, de vernos tan cansados, de tanto trabajo, que decidió regalarnos la semilla", dijo el artesano a Xinhua.
Shunico aseguró que cada pieza que fabrica es única, pues cada una de las hojas que emplea son distintas y llevan consigo un mensaje especial en honor a sus antepasados.
"La mayoría llevan la esencia ancestral. He creado desde la danza del tigre y el venado hasta dioses del maíz y del viento", refirió.
El joven recordó que todo comenzó hace más de una década cuando hizo investigaciones para elegir alguna actividad artística que le permitiera transmitir a su comunidad la historia de sus antepasados.
Desde entonces, ha impartido talleres a niños, jóvenes y adultos, en la Casa de la Cultura del municipio de Izalco y en el Museo Nacional de Antropología (San Salvador), quienes se muestran interesados en replicar este proceso que simboliza la historia de toda una civilización.
Para la directora de la Casa de Cultura, Victoria Reyes, ha sido gratificante que Shunico dedique parte de su tiempo a enseñar su arte a los habitantes de Izalco, pues considera un honor acoger al ganador del Premio a la Innovación y la Calidad Artesanal en 2020, ganador del Premio Nacional de la Artesanía en 2019 y finalista del mismo en 2021 en El Salvador.
"A mí me gustaría, como Casa de la Cultura, que a él se le brinde una oportunidad para que su arte se reconozca y pueda dejar un legado en otras personas, tal vez no solo en Izalco, en El Salvador, sino en Centroamérica, para que sea reconocido internacionalmente", declaró Reyes.
Shunico es una de las pocas personas en América que ha llevado la técnica de calado a nivel profesional; sin embargo, el salvadoreño tiene conocimiento de que, en China, este proceso se realiza con papel y es muy valorado en el campo del diseño y el arte.
"El trabajo que ellos hacen es fenomenal porque lo llevan a un nivel superalto, ellos son milenarios haciendo esto y sí me encantaría conocer su técnica y poder compartir para expandir nuestro conocimiento. Son piezas muy bellas las que hacen", destacó.
"Todos tenemos una forma única de realizarlo, pues realmente sería un honor conocer a todos los que hacen este tipo de arte. Yo lo he llevado un poco a convertirlo en algo más utilitario, algo que esté dentro de casa y que podamos tener algo útil dentro del cuarto", externó.
En el futuro, el artista aspira a poder presentar sus obras en galerías de arte dentro y fuera de El Salvador, continuar compartiendo sus conocimientos con la población y visitar distintos países para conocer a otros creadores.
