BRASILIA, 26 jul (Xinhua) -- China tiene un papel muy importante que jugar para los intereses de los países en desarrollo, a los que ofrece grandes oportunidades, y representa la posibilidad de la emergencia de un nuevo orden internacional, fundamentalmente Sur-Sur, de cooperación pacífica.
En estos términos describió el escenario mundial actual, desde el punto de vista de los países en desarrollo y su relación con China, el profesor Demian Castro, coordinador del Centro de Estudios Brasil-China de la Universidad Federal de Paraná, en una entrevista reciente con Xinhua.
"China tiene una perspectiva diplomática que es diferente de la de Occidente, que no la entiende mucho, o no quiere entenderla. China cree que es necesario que todos ganen. Tiene una diplomacia extremadamente delicada, en el sentido de que hay un terreno minado en estos momentos", consideró.
"Creo que China es una emisaria muy importante, por estar a la vanguardia de un nuevo orden económico internacional, fundamentalmente Sur-Sur, donde todos ganen", agregó.
Castro recordó la tarea histórica llevada adelante por China para construir su propio proceso de desarrollo, en especial a partir del inicio de la apertura económica a finales de la década de 1970, lo que posibilitó además establecer relaciones con todos los países y regiones del mundo.
"A partir de una lectura muy interesante y sofisticada de la situación internacional, de las oportunidades que podrían presentarse, China inició un proceso para elevar la riqueza per cápita de la población china para sostener el camino socialista", apuntó.
En estos tiempos de "geopolítica tensa", China va construyendo y aprendiendo en el campo diplomático "de un modo muy sabio, combinando las especificidades de un país socialista de mercado con una sabiduría ancestral".
Un aspecto fundamental para las perspectivas de los países en desarrollo es la capacidad de China en el área de infraestructura.
"Hay una gran oportunidad en estos momentos para el desarrollo de infraestructura, que es una de las carencias más importantes que tienen los países en desarrollo. Hay instrumentos financieros para eso, entonces se trata de vencer los obstáculos políticos para avanzar en este campo", evaluó.
Actualmente, hay muchos países en desarrollo, muy heterogéneos económica, social, cultural y políticamente, que manifiestan su deseo de entrar a formar parte del grupo de los BRICS. El profesor afirmó que, en su opinión, esta tendencia es "buena", añadiendo que ahora el capitalismo está atravesando una crisis profunda, y el orden internacional ya no cumple las funciones que tenía en el pasado.
"El papel de China es muy importante ahora. La crisis puede traer ventanas de oportunidad para que se abra un ciclo de crecimiento para los países en desarrollo con apoyo de China, y que esos países puedan pasar la crisis capitalista de un modo menos malo que los países más desarrollados", señaló.
Sobre el creciente número de países que aceptan realizar transacciones en yuanes en vez de en dólares, Castro dijo que habrá que ver cómo se comportará China a medida que vaya asumiendo mayor protagonismo en el sistema financiero internacional.
"Lo que veo como muy interesante es la capacidad de innovación institucional que tiene China. Tal vez pueda lanzar nuevos e inéditos mecanismos que la lleven a superar las posibles contradicciones que surjan de tener una cuenta de capital controlada, con una moneda que se internacionaliza", señaló.
Para él, lo fundamental es entender que China en estos momentos representa "una especie de oasis" para muchos países.
"Tiene un mercado profundo, que sabe crecer transitando los desequilibrios con un sistema de planificación endógeno, que es una cosa fantástica. Y el desarrollo de las fuerzas productivas en China tiene un impacto a nivel mundial, es un factor de atracción gigantesco. Así como su capacidad de financiamiento y su capacidad de inversión", detalló.
"Esto genera, para los países que se ven con un plato vacío de parte de los países tradicionalmente hegemónicos, como Estados Unidos, que China se convierta en un factor muy importante en un escenario de crisis y de transición", dijo.
La narrativa china es completamente diferente, resaltó, puesto que China no tiene un histórico de agresión o de invasión de países, por lo que se presenta como una alternativa pacífica para el siglo XXI.
Para el profesor Castro, el mundo está atravesando un proceso de transición histórica, con grandes cambios económicos, sociales y culturales, que tiene un final abierto.
"China propone una diplomacia diferente e inédita en la historia de la humanidad, que atiende, claro, a sus necesidades nacionales, pero que es una diplomacia de ganar-ganar, y abre una serie de posibilidades gigantescas para los países en desarrollo", sintetizó.