BRASILIA, 10 ene (Xinhua) -- La economía brasileña debe mantener su tendencia positiva en 2024, con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) estimado en torno al 2 por ciento, control de la inflación y mayores inversiones, impulsadas por la reducción de la tasa de interés y del costo de crédito, así como los proyectos del Gobierno en el área de infraestructura, consideró el economista Claudio Roberto Amitrano.
En entrevista con Xinhua, el director de Estudios y Políticas Macroeconómicas del estatal Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA, por sus siglas en portugués) destacó la perspectiva favorable para la economía brasileña en el segundo año de mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
En el plano fiscal, el Gobierno de Brasil asumió el compromiso de déficit fiscal primario cero, una meta difícil de alcanzar, pero que indica previsibilidad para la deuda pública bruta, actualmente cercana al 74 por ciento del PIB.
Para el IPEA, destacan para este año una situación financiera más confortable para las familias y las iniciativas de inversión público-privadas vinculadas al nuevo Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC).
De acuerdo con las estimaciones del órgano, el crecimiento económico en 2023 debe situarse en alrededor de 3 por ciento.
La desaceleración prevista para 2024 se debe principalmente a la caída de un 3,2 por ciento prevista en el valor agregado de la producción agrícola del país, resultado de las adversidades climáticas.
Según Amitrano, el crecimiento en 2023 fue muy superior al previsto inicialmente por el mercado financiero porque los llamados multiplicadores fiscales estaban subestimados.
"El gasto público tiene un impacto positivo en el crecimiento del producto, y el impacto fue muy superior a lo que se imaginaba originalmente, particularmente de las políticas sociales. El multiplicador es tanto mayor cuanto más incida sobre las poblaciones de bajos ingresos", agregó.
En tanto, el programa Bolsa Familia de renta básica para la población de bajos recursos se amplió a más de 21 millones de beneficiarios, y su valor mínimo fue establecido por ley en 600 reales (unos 122,7 dólares).
Aunque en 2024 ese impacto para el crecimiento no va a ser de la misma magnitud que el año pasado, el impulso fiscal aún debe ser bastante significativo. El otro factor importante se refiere a las inversiones públicas.
"Ese impacto también suele ser subestimado por el mercado. El año pasado no tuvimos mucho impacto de la inversión pública porque el nuevo PAC no había salido del papel. En 2024 debemos comenzar a ver algún impacto", explicó Amitrano.
"Con el gobierno de Lula, el nuevo PAC tiene una nueva característica: hay una interacción mayor entre inversión pública y privada, lo que reduce el costo fiscal del programa y potencialmente puede aumentar su impacto para el PIB", señaló.
Otro factor importante para el desempeño económico de este año es la continuidad del proceso de flexibilización monetaria promovida por el Banco Central, "extremadamente positiva para el funcionamiento de la economía brasileña", subrayó.
En agosto, el Banco Central de Brasil inició un ciclo de recortes sucesivos de la tasa básica de interés Selic, que pasó de 13,75 a 11,75 por ciento anual, y la expectativa es que continúe los próximos meses hasta llegar a 9 por ciento anual.
"La caída de la Selic ayuda al Gobierno a organizar la situación fiscal porque reduce la trayectoria de endeudamiento del sector público, más razonable de la deuda pública. El segundo aspecto es que la reducción de la Selic cambia el costo de oportunidad al invertir en activos reales, como máquinas y equipos, que se vuelve más atractivo", precisó Amitrano.
La reducción de los intereses contribuye a una mejora en la situación financiera de las familias, también apoyada por la política de valorización del salario mínimo y el Programa Emergencia de Renegociación de Deudas de Personas Físicas Morosas (Desenrola Brasil) para familias de bajos ingresos.
"Al caer la Selic, el costo de crédito cae, con impacto positivo para las empresas y las familias, que en los últimos años estuvieron no solo muy endeudadas sino también tuvieron un porcentaje de su renta comprometido con el pago de deuda muy elevado, lo que hace que reduzcan el consumo a lo largo del tiempo", resaltó el economista.
El tercer aspecto de la reducción de la Selic es la reducción en el costo del endeudamiento, mejorando la situación patrimonial de los agentes económicos, lo que tiende a fomentar las decisiones de inversión.
"Es un enorme incentivo para estimular la inversión. Prevemos una mejora de la formación bruta de capital fijo. El año pasado tuvimos una caída del orden de 3,3 por ciento y para 2024 (se prevé) un aumento del 2,6 por ciento", apuntó.
Además, la actuación del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), programas gubernamentales como Mi Casa Mi Vida y el ciclo político de elecciones municipales pueden impulsar la inversión pública directa.
Con un crecimiento estimado de 1,4 por ciento en 2023, el sector industrial tendría una trayectoria más pujante en 2024, con expansión de 2,5 por ciento.
"El Gobierno da señales de una nueva política industrial, y la industria tiene un gran poder de arrastre. El sector ha sido penalizado excesivamente en los últimos años, y nuevos instrumentos que son analizados por el Gobierno pueden ayudar a la industria brasileña a tener un mayor dinamismo", apuntó.
"El diseño del PAC, cuanto más coordinado con la iniciativa privada, mayor es la posibilidad de un impacto sobre la economía brasileña. El Gobierno puede actuar sobre cadenas productivas largas, que tienen muchas etapas del proceso productivo en todo el territorio nacional", aseguró Amitrano.
Otro sector con mucho potencial es la economía verde, por lo que el Gobierno puede trabajar en la regulación de la agenda económica ambiental y la creación de obras de infraestructura sostenible, consideró.
"En esa agenda Brasil tiene muchas condiciones de captar recursos externos, hay muchos fondos de inversión en busca de oportunidades en economía ambiental", añadió.
