MÉXICO, 1 mar (Xinhua) -- La visita del jueves a la frontera entre Estados Unidos y México del presidente estadounidense, Joe Biden, y el exmandatario y precandidato republicano a la presidencia Donald Trump fue esencialmente parte de un "juego electoral" que desdibuja la verdadera complejidad del fenómeno migratorio en la región, estimaron expertos mexicanos.
La visita tuvo como trasfondo los cambios pregonados por Biden y Trump para las políticas migratoria y fronteriza de EE. UU., en aras de mitigar los flujos crecientes de inmigrantes que llegan al país norteño y son señalados de desatar una "crisis de seguridad en la frontera con México".
El académico Óscar Misael Hernández, investigador de la Unidad de Matamoros del Colegio de la Frontera Norte (Colef) de México, dijo a Xinhua que la frontera EE. UU.-México se ha convertido en un "espacio de disputa política" para los comicios presidenciales de 2024.
La inmigración y la seguridad fronteriza se ha vuelto el "corpus principal" utilizado por los potenciales candidatos republicano y demócrata para obtener réditos electorales, subrayó Hernández, al tiempo que enfatizó que la situación migratoria es un fenómeno continuo e histórico, y no un proceso nuevo que deba politizarse en exceso.
"Los flujos migratorios de México a EE. UU. son históricos, no cambian (...) Estamos ante un fenómeno continuo, permanente. Son flujos cada vez más heterogéneos y fugaces, pero van a permanecer", observó.
Pese a ello, contrastó el investigador, acudir a la retórica antiinmigrante y "satanizar" a los inmigrantes o responsabilizarlos de la mayoría de los males de EE. UU. "se ha vuelto un recurso bastante útil para los políticos de ese país".
Hernández compartió su escepticismo en torno a que la visita de Biden y Trump a las comunidades texanas de Brownsville y Eagle Pass, respectivamente, derive en medidas concretas que contribuyan a atender de manera certera el incremento de los flujos migratorios.
La situación migratoria "no se está atendiendo correctamente desde hace varias décadas. Siempre ha sido el mismo problema: adjetivar a la migración como una crisis o como un problema de seguridad fronteriza", afirmó el investigador del Colef.
"Esto nos dice que temas como el migratorio siempre van a ser objeto de capitalización política para todos los funcionarios o políticos de Estados Unidos. A fin de cuentas, siempre tienen que nombrar algo que supuestamente amenaza la seguridad de sus fronteras", añadió.
José Luis Valdés, internacionalista y politólogo del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró de manera similar a la percepción de Hernández que las visitas a la frontera de Biden y Trump son "parte de la campaña electoral, respaldando y justificando la narrativa antiinmigrante de ambos políticos".
El académico de la UNAM señaló que la visita tuvo un interés particular y adicional para Biden: "parar" al gobernador del estado de Texas, Greg Abbott, que "está violentando toda la normatividad federal con respecto a la migración y está tratando de expulsar a todo tipo de migrante".
El Gobierno local de Abbott se ha caracterizado por políticas restrictivas contra la inmigración irregular, que han sido cuestionadas en varias ocasiones por la Casa Blanca y el Ejecutivo de México.
A ojos de este último, muchas de las medidas del político texano son violatorias de su soberanía y fomentan un trato indigno y discriminatorio a los migrantes, como la instalación de un cerco en espiral de alambre de navajas en parte de la frontera entre EE. UU. y México, así como de una barrera de boyas dentro del cauce del río Bravo, que separa el territorio de ambos países.
Abbott también ha ordenado transportar en autobús a miles de inmigrantes a ciudades gobernadas por los demócratas, y anunció que su Gobierno planea construir una base de 80 acres (cerca de 32,37 hectáreas) para albergar a hasta 1.800 miembros de la Guardia Nacional de Texas cerca de Eagle Pass.
Separada por escasos kilómetros del lugar que visitó Biden, Emily Herrera, de 34 años, es una de las centenares de personas que espera desde hace meses en el albergue para migrantes Dr. Alfredo Pumarejo, en Matamoros, en el estado mexicano de Tamaulipas, una cita para iniciar el proceso de solicitud de asilo en EE. UU. de manera regular.
Su caso, al igual que otros centro y sudamericanos, es un vivo testimonio de las complejidades que enfrentan quienes buscan solicitar asilo en Estados Unidos de manera regular.
"Como todo migrante, deseamos que esta visita sea para mejorar y sea más fácil la entrada a Estados Unidos. A pesar de que hay un sistema, como es la cita de CBP One, siento que esto está tardando mucho. Hay muchas familias que atravesamos por muchas situaciones y no tenemos las mejores condiciones para un ser humano", dijo Herrera, que salió de su país natal con su familia por cuestiones políticas y de seguridad, según dijo a Xinhua.
En los últimos años, la región latinoamericana afronta un incremento notorio de los flujos migratorios. De acuerdo con la Secretaría de Gobernación de México, 782.176 personas migrantes ingresaron al país de forma irregular en 2023, un incremento interanual del 77 por ciento.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) contabilizó a lo largo del año fiscal 2023, de octubre de 2022 a septiembre del año pasado, un total de 2.475.669 detenciones de migrantes en la frontera con México, máximo histórico desde que las autoridades estadounidenses llevan el registro.
En medio de este escenario, donde la política se entrecruza con las vidas de los migrantes y un flujo migratorio que no parece disminuir por sus causas estructurales o de raíz, Biden y Trump continúan sus movimientos hacia lo que podría ser una revancha electoral en noviembre, en la que la inmigración se erige como el foco central de la campaña presidencial de ambos.










