Comentario de Xinhua: Estados Unidos debería mirarse al espejo antes de exagerar retórica del "trabajo forzado" | Spanish.xinhuanet.com

Comentario de Xinhua: Estados Unidos debería mirarse al espejo antes de exagerar retórica del "trabajo forzado"

spanish.news.cn| 2024-05-30 18:09:31|
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Nota del editor: Esta semana, Xinhua publica una serie de cinco comentarios sobre las acusaciones de "trabajo forzado" de Estados Unidos contra China. A continuación el tercer artículo.

 

BEIJING, 30 may (Xinhua) -- Las repetidas acusaciones de políticos estadounidenses sobre prácticas de "trabajo forzado" en la región china de Xinjiang podrían traer a la mente horribles imágenes de personas encadenadas trabajando bajo el chasquido de látigos.

Sin embargo, tales escenas no se encuentran en ninguna parte de la Xinjiang de hoy. En cambio, se pueden ver fácilmente en las páginas de La cabaña del tío Tom, de Harriet Beecher Stowe, que hasta el día de hoy se erige como un testimonio de la oscura historia de Estados Unidos sobre la peor forma de trabajo forzado.

Durante un tercio de sus 248 años de historia, la esclavitud estuvo entretejida en el tejido mismo de la nación estadounidense. Según la firma de datos alemana Statista, en Estados Unidos había alrededor de 700.000 esclavos negros en 1790, y para 1860 el número había aumentado a más de 3,95 millones.

La acumulación primitiva de capital en los primeros días de la nación fue el resultado de la sangre y el sudor de los esclavos negros, que fueron vendidos en condiciones brutales y obligados a trabajar. Por ejemplo, en solo seis décadas, de 1800 a 1860, la explotación despiadada de los dueños de esclavos hizo que la producción de algodón en Estados Unidos se multiplicara por 130.

Irónicamente, Estados Unidos ahora destaca con frecuencia, e incluso fabrica, afirmaciones de trabajo forzado en las industrias textiles y de cosecha de algodón de otros países. Este enfoque en objetivos externos desvía la atención de sus propios problemas laborales, lo que plantea preguntas sobre sus verdaderas intenciones.

Si bien la Guerra Civil de Estados Unidos es celebrada por abolir el arcaico sistema de esclavitud, no ha logrado erradicar por completo la explotación laboral. En cambio, han surgido formas insidiosas de esclavitud moderna, que plagan continuamente a la sociedad estadounidense.

Incluso el Gobierno de Estados Unidos reconoce que el trabajo forzado persiste hasta el día de hoy. El Departamento de Seguridad Nacional señala que las víctimas de trabajo forzado en Estados Unidos pueden ser ciudadanos o personas de casi todas las regiones del mundo, independientemente de su estatus legal al ingresar.

Estados Unidos afirma ser un "crisol de razas" y un "paraíso" para los inmigrantes, pero para muchos, esta ilusión puede romperse al llegar. La agencia de noticias Associated Press informó que durante muchos años, inmigrantes introducidos de forma ilegal a Estados Unidos se han visto obligados a trabajar largas horas en granjas, a vivir en alojamientos sucios y hacinados, a sufrir la falta de alimentos y agua potable, y, con frecuencia, a amenazas violentas de los capataces.

La explotación de los inmigrantes ha llamado la atención de la ONU. En 2018, la entonces Relatora Especial de la ONU sobre las formas contemporáneas de la esclavitud, Urmila Bhoola, destacó en su informe los problemas del trabajo forzado y en condiciones de servidumbre, la violencia sexual y las amenazas de deportación contra las trabajadoras migrantes en las plantaciones de tomate de Estados Unidos.

Otro problema de vieja data es el trabajo infantil. Las minas, las granjas de tabaco y las fábricas textiles estadounidenses comenzaron a contratar y explotar a los niños hace más de un siglo. A pesar de las leyes y regulaciones que se supone que protegen a los menores, el problema persiste.

El año pasado, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos encontró 5.792 menores trabajando en violación de las leyes de trabajo infantil en el año fiscal 2022-2023, el nivel más alto en casi dos décadas. Packers Sanitation Services Inc., uno de los mayores proveedores de servicios de saneamiento de seguridad alimentaria en Estados Unidos, pagó 1,5 millones de dólares en multas después de que se descubriera que había empleado a más de 100 niños de entre 13 y 17 años para limpiar los mataderos, utilizando productos químicos cáusticos para lavar afiladas sierras y otros equipos de alto riesgo.

El pobre historial laboral de Estados Unidos tiene un efecto indirecto, ya que las empresas estadounidenses subcontratan la producción a regiones de todo el mundo.

En 2019, el diario The Washington Post puso en el punto de mira sobre el problema de los niños trabajadores de las plantaciones de cacao de África Occidental. Algunas de las marcas más grandes y conocidas, como las estadounidenses Hershey y Mars, no podían garantizar que ninguno de sus chocolates se produjera sin trabajo infantil, informó el periódico.

El fabricante estadounidense de neumáticos Goodyear fue demandado varias veces por trabajadores extranjeros en su fábrica de Malasia por el impago de salarios, horas extras ilegales y la denegación de acceso pleno a sus pasaportes.

Con los problemas de trabajo forzado dentro de sus propias fronteras y los abusos laborales de sus empresas en todo el mundo, Estados Unidos no está en posición de desacreditar a otros países y propagar afirmaciones falsas sobre "trabajo forzado".

Al arrojar lodo a las empresas chinas en el sector textil y otros, Estados Unidos acaba de proporcionar otro ejemplo vívido de su hipocresía y doble rasero. La retórica del "trabajo forzado" parece ser cada vez más una herramienta del Tío Sam para la manipulación política y la coerción económica.

"Las personas que viven en casas de cristal no deberían tirar piedras". Washington debe limpiar su propio patio trasero y dejar de decirle a otros qué hacer o de hacer acusaciones fabricadas para servir a sus propios intereses.

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