BUENOS AIRES, 29 jul (Xinhua) -- El cambio de hábitos de consumo en la población argentina se ha intensificado debido al contexto recesivo y a los actuales niveles salariales que no han logrado igualar a la inflación, a pesar de la mejora reciente de algunos indicadores económicos.
La recesión y alta inflación agudizadas en el primer trimestre del año y sus rezagos en los meses siguientes han generado una importante caída del consumo, que además ha impactado en la actividad económica, lo que refleja un patrón de consumo afectado por las severas medidas de ajuste fiscal implementadas por el Gobierno.
Esto, tal como lo mostró un reciente informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME): las ventas minoristas de las pequeñas y medianas empresas (pymes) acumularon una caída del 17,2 por ciento en el primer semestre.
En tanto, según reveló la semana pasada el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), las ventas en supermercados cayeron un 9,7 por ciento en los últimos 12 meses y un 12,4 por ciento en los primeros cinco meses del año, en tanto que en los centros mayoristas el retroceso interanual fue del 13,3 por ciento y de 12,2 por ciento de enero a mayo.
"Compramos a veces en mayoristas para ahorrar, aunque eso signifique comprar en grandes cantidades y compartir con familiares, y a veces pagamos con tarjeta de crédito, esta ha sido una de las formas para protegernos de la inflación", explicó el diálogo con Xinhua el argentino Carlos Méndez, de 45 años, quien se dedica a la plomería.
Pese a las cifras interanuales negativas, mayo registró una leve recuperación en las ventas tanto en supermercados (3,9 por ciento) como en centros de autoservicios mayoristas (1,7 por ciento), según el INDEC.
Sin embargo, a decir del ciudadano Martín López, encargado de un pequeño supermercado en el barrio de Almagro, en la capital argentina, esta recuperación mensual no es suficiente para compensar la tendencia negativa de los meses anteriores, que ha impactado en la economía familiar, individual y en el desempeño de los comercios y empresas.
"Las ventas repuntaron un poco, pero la gente sigue comprando lo justo y necesario, creo que los consumidores están priorizando productos esenciales y reduciendo gastos en artículos no imprescindibles", subrayó.
Por su parte, la trabajadora administrativa Laura González explicó que la caída en los ingresos obliga a buscar alternativas más baratas, como productos de "segunda marca" y ofertas de última hora, además de que consumos diarios o semanales que le eran habituales, como comer en una cafetería o ir a un restaurante, ahora los considera fuera de su presupuesto.
"Antes compraba productos de marca, ahora busco opciones más económicas", comentó.
La recuperación mensual de las ventas es un pequeño alivio, pero no cambia la percepción general en medio de un fuerte ajuste fiscal, que incluye recortes al gasto público y una política monetaria contractiva, según comentaron los entrevistados.
Para Ricardo Bragatto, un joven trabajador en el área de administración, el cambio de hábitos ha sido notable: "Ahora hacemos más cosas en casa y salimos menos, porque cada gasto extra golpea fuerte nuestros ingresos mensuales".
El cambio en los hábitos de consumo de los argentinos refleja una adaptación necesaria ante el desafiante contexto económico actual; en ese sentido, la población se ve obligada a ajustar sus gastos y priorizar productos esenciales, mientras que las recuperaciones mensuales en las ventas hasta ahora no son suficientes para revertir la tendencia negativa acumulada.
La situación evidencia una economía familiar y empresarial bajo presión, con consumidores que buscan constantemente alternativas más asequibles para sobrevivir en medio de la recesión y aún alta inflación.
