SANTIAGO, 5 sep (Xinhua) -- China compartió sus innovaciones en transformación digital en zonas rurales agrícolas de su vasto territorio con países latinoamericanos y caribeños, en el marco del proyecto de cooperación impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la nación asiática, con el propósito de promover la inclusión social y económica de las comunidades de las regiones asentadas fuera de los núcleos urbanos.
"China se destaca en varias áreas. Es un líder mundial en términos de comercio electrónico rural y en el uso del 'Internet de las cosas' (IoT) para la recolección de datos que ayudan en las decisiones agrícolas. Estas dos experiencias y áreas de conocimiento son algo que queríamos fomentar para el intercambio con otros países", señaló en entrevista con Xinhua la representante regional adjunta de la FAO, Eve Crowley.
El proyecto denominado "Cooperación Sur-Sur: Transformación digital e innovación en la agricultura" comenzó a inicios de 2022 con la entrega de respaldo financiero y conocimiento técnico por parte de China para el diseño y ejecución de iniciativas digitales en los sectores rurales de países de la región.
Estas naciones latinoamericanas y caribeñas son Argentina, Barbados, Chile, Costa Rica, Guyana, Jamaica, México, Panamá, Surinam, Trinidad y Tobago y Uruguay.
Para llevar adelante la propuesta, una delegación integrada por funcionarios de cinco países, un representante de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y otro de la FAO, viajaron en mayo pasado a China para conocer de primera mano soluciones que han permitido avanzar hacia una transformación digital rural inclusiva en la nación asiática.
Durante la visita se reunieron con especialistas en ciencias e historia agrícola de China y compartieron experiencias con representantes de plataformas de comercio electrónico chinas.
Allí "lograron ver cómo China integra el Internet, el Big Data y la Inteligencia Artificial de una forma importante, y el uso de plataformas de comercio en zonas rurales para potenciar los productos que vienen del sector agropecuario", afirmó Crowley, además representante de la FAO en Chile, con oficina en la capital Santiago.
Como parte del proyecto, expertos chinos se trasladaron además a esta región por cuatro meses para asesorar a los países involucrados en el proceso de implementación de herramientas de transformación digital.
Su rol fue contribuir a identificar las barreras que cada localidad enfrenta para implementar soluciones digitales, lo que para Crowley fue algo "absolutamente fundamental".
"Es importante saber que no se puede trasladar una experiencia de un país a otro, porque las realidades son diferentes (...) Cada país tiene sus distintos desafíos, están en posiciones dispares en términos de conocimiento y el hecho de que China haya dado esta cooperación es algo muy valorado y permite a los países aprender de China y entre ellos también. Creo que esta red va a seguir funcionando e intercambiando para la mejora de la comunidad de los Estados latinoamericanos", comentó al respecto.
El proyecto conocido a su vez como "Respuesta y recuperación al impacto de la COVID-19 en los medios de vida rurales y los sistemas alimentarios en los países de la CELAC, a través de la Cooperación Sur-Sur", surgió al dimensionar el golpe que la pandemia generó en los pueblos rurales de la región.
Dichos pueblos arrastraban una brecha digital que quedó en evidencia y se profundizó con la crisis sanitaria, al igual que la pobreza.
De acuerdo con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, existen aproximadamente 72 millones de habitantes rurales en Latinoamérica y el Caribe que no cuentan con una conectividad que cumpla con estándares mínimos de calidad en 26 países.
El número supera el 43 por ciento de la población total rural, a diferencia del 79 por ciento que sí cuenta con internet en las ciudades.
En este contexto, los ejes principales del plan fueron agilizar el acceso a conectividad donde no existía infraestructura para ello e implementar soluciones digitales, además de capacitar a los beneficiarios en alfabetización digital y a técnicos gubernamentales en herramientas digitales, en torno a la producción agrícola y de otros bienes.
Para Crowley, el proyecto en su totalidad "ha sido revolucionario" y a pesar de que abordan la problemática desde el sector agropecuario, "no es limitado al agro, es también transformación rural, porque está interrelacionado".
A modo de ejemplo, la entrevistada mencionó el caso de Panamá, donde se enseñó a jóvenes de una comunidad indígena a instalar equipos tecnológicos y a resolver problemas técnicos.
En tanto, en países como Guyana o México se implementaron drones y otros equipos tecnológicos para monitorear cultivos, lo que permitió hacer más eficiente las tareas de siembra y riego.