BUENOS AIRES, 21 sep (Xinhua) -- El traspaso de pasivos remunerados del Banco Central de Argentina (BCRA) al Tesoro para mejorar el balance de la entidad, incrementó la deuda pública del país en los últimos ocho meses, lo que conlleva riesgos de sostenibilidad a largo plazo, consideró Martín Epstein, analista económico en el Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
"Toda la deuda que tenía el Banco Central ahora la tiene el Tesoro, y hay un crecimiento muy fuerte de la deuda", señaló el economista en entrevista con Xinhua, al tiempo que recordó que la maniobra elevó significativamente los compromisos financieros del Estado, que ahora asume una porción considerable de lo que antes estaba bajo la gestión del BCRA.
En agosto, la deuda pública bruta de Argentina alcanzó un récord de 458.407 millones de dólares, de los cuales 455.935 millones se encuentran en situación de pago normal, mientras que en términos mensuales se reportó un aumento de 6.318 millones de dólares (1,41 por ciento) frente a julio, según cifras recientes del Ministerio de Economía.
En ese contexto, Epstein advirtió sobre los desafíos que enfrentará Argentina en 2025, ya que se avecinan vencimientos importantes con acreedores privados y organismos internacionales.
"El año que viene hay dos cuestiones que resolver, los compromisos con acreedores privados y los pagos de capital e intereses en dos fechas clave: enero y julio", detalló el economista, y resaltó que gran parte de estas obligaciones se concentran en torno a los bonos globales.
"El Gobierno está trabajando en una estrategia para asegurar los pagos de deuda a corto plazo, incluyendo una cuenta en Nueva York para los vencimientos de enero, que ascienden a unos 1.500 millones de dólares. Lo que vemos es que están juntando el dinero correspondiente al vencimiento de enero, pero parece que no tienen mucho margen para los pagos futuros o posteriores", comentó.
Además, el también profesor en la Universidad de Buenos Aires destacó que a fin de año se terminará el programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo cual abrirá la puerta a nuevos desafíos en términos de refinanciamiento y reestructuración de la deuda.
"En 2025 empieza el repago del préstamo original gestionado por (el expresidente Mauricio) Macri, lo que implicará desembolsos (devoluciones) por unos 5.000 millones de dólares", indicó.
El economista señaló que este escenario genera incertidumbre sobre la capacidad del país para cumplir con los pagos, ya que la acumulación de reservas ha sido inferior a lo proyectado en el propio acuerdo con el Fondo.
"Es casi inviable pensar que Argentina pueda cumplir con los objetivos de acumulación neta de reservas; el objetivo del Gobierno era acumular 10.000 millones de dólares en reservas para este año, pero la realidad muestra que ese escenario es prácticamente imposible de cumplir", señaló.
"Sin reservas suficientes, Argentina no solo se enfrenta a un desafío monumental para cumplir con los vencimientos de la deuda, sino que también pone en duda su capacidad de sostener su posición en los mercados internacionales", agregó.
Para Epstein, el gran desafío tiene que ver con que "no hay en el horizonte cercano un programa que sugiera que Argentina va a tener una posibilidad real de acumular las reservas que harían falta para pagar todas esas deudas y, junto con esto, viene otra cuestión que es que, salvo que haya una salida de las restricciones cambiarias de manera intempestiva (todos los indicios apuntan a que no), si no sale del cepo difícilmente haya ingresos de capitales".
Sin un levantamiento de las restricciones difícilmente bajará el índice riesgo país y Argentina no va a tener forma de refinanciarse en el mercado para poder renovar vencimientos de deuda, entonces queda condicionado a la posibilidad de conseguir préstamos adicionales con el FMI u otros organismos internacionales, explicó.
En cuanto al tipo de cambio, Epstein explicó que actualmente enfrenta una situación de distorsión con una entrada inusual de dólares que no responde a la dinámica productiva del país, sino a un blanqueo de capitales no declarados.
Este ingreso de divisas estaría "aliviando" las presiones momentáneamente pero también se trasladan a la compra de bonos en moneda extranjera haciendo subir el precio de estos títulos de deuda.
La situación del bajo precio del dólar, para el economista, es "temporal" porque "lo esperable para la última parte del año es que la presión sobre el tipo de cambio sea mayor y que la capacidad de la intervención se vea un poco más limitada".
"Entonces la gran pregunta es si en este contexto el Gobierno no va a aprovechar que la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los paralelos, específicamente los dólares financieros, estén relativamente cerca para dar un salto a un tipo de cambio unificado y salir del cepo", concluyó Epstein.