LA PAZ, 1 nov (Xinhua) -- En un operativo que duró más de 16 horas, fuerzas policiales y militares desbloquearon este viernes la carretera clave entre Cochabamba (centro) y el occidente de Bolivia, operativo que se desarrolló en un contexto de violencia desbordada, con tres cuarteles tomados y una economía en declive.
Entre tanto, el expresidente boliviano Evo Morales, principal líder de las protestas, reculó en su estrategia para dar paso a una tregua que fue rechazada por sus bases.
En medio de una creciente crisis social y económica, Bolivia enfrentó su decimonoveno día de bloqueos de carreteras que han provocado pérdidas estimadas en 1.700 millones de dólares, afectando severamente el flujo comercial y de transporte en el país.
Ante la escalada, el Gobierno de Luis Arce ordenó un operativo militar y policial de más de 16 horas para despejar rutas estratégicas que conectan el departamento de Cochabamba (centro) con el occidente del país, fundamentalmente a La Paz y Oruro (ambos oeste).
No obstante, la carretera que une esta región central con el oriente boliviano, principalmente Santa Cruz (este), continúa bloqueada, lo que significa que la comunicación entre oriente y occidente sigue con interrupciones.
En un intento de calmar los ánimos, Morales pidió a sus bases considerar un cuarto intermedio en las medidas de presión y se declaró en huelga de hambre en busca del diálogo sobre los temas económicos y políticos.
Sin embargo, el Pacto de Unidad y otras organizaciones sociales rechazaron la propuesta, reafirmando su intención de mantener los bloqueos hasta que se atiendan sus demandas, entre las que destaca la habilitación de Morales como candidato presidencial para las elecciones de 2025 y extinguir un proceso contra el expresidente por estupro.
"El pueblo movilizado no quiere cuarto intermedio", declaró el dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos del sector "evista", Humberto Claros, rechazando cualquier pausa.
La tensión escaló en el trópico de Cochabamba, región cocalera y bastión político de Morales, donde grupos de manifestantes invadieron tres unidades militares, tomando como rehenes a militares y personal de salud.
El presidente Arce condenó los actos calificándolos de "traición a la patria", denunciando el acceso a armas de las unidades militares como un riesgo de violencia grave. Advirtió que estos actos socavan la legitimidad de las reivindicaciones sociales y exponen al país a una crisis de seguridad interna.
En respuesta, el comandante de las Fuerzas Armadas, general Gerardo Zabala, exhortó a los manifestantes a desalojar las instalaciones militares y advirtió que no permitirá que el armamento de dichas unidades sea usado para generar caos.
"No toquen a mis soldados ni a sus instructores", declaró con firmeza y agregó que estas acciones violan leyes nacionales e internacionales.
El operativo de desbloqueo permitió liberar el estratégico puente Parotani, restableciendo la conexión entre el centro y occidente del país.
Tras esta jornada violenta y el desbloqueo de vías, la Unidad de Tránsito autorizó las salidas de buses de pasajeros, de vehículos de carga y transporte en general entre las regiones de Cochabamba y los departamentos del occidente como La Paz, Oruro y Potosí.
La policía confirmó que, aunque el despeje fue exitoso, 18 agentes resultaron heridos y el fotoperiodista Jorge Abrego permanece en estado crítico.
A pesar de estos avances, la tensión sigue latente y la posibilidad de una tregua depende de negociaciones aún inciertas entre el Gobierno y los sectores movilizados.