Por Xu Yongzheng
PANAMÁ, 12 dic (Xinhua) -- Tras el reciente anuncio del Gobierno de la República Dominicana que autoriza temporalmente a Estados Unidos el uso de una base aérea y del principal aeropuerto del país bajo el argumento de "combatir el narcotráfico", varias aeronaves militares estadounidenses han arribado al territorio dominicano, generando amplia atención nacional.
Expertos consultados por Xinhua señalaron que el reciente despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe alcanza una magnitud inusual y eleva de manera significativa la sensibilidad regional.
La sociedad dominicana, marcada por la memoria histórica de la intervención militar estadounidense de 1965, reacciona con inquietud ante la presencia de las tropas extranjeras.
Recientemente, aeronaves de gran capacidad como los modelos "Galaxy" y "Globemaster" aterrizaron en la Base Aérea de San Isidro y en el Aeropuerto Internacional de Las Américas.
En zonas aledañas se observaron vehículos cisterna de combustible, autobuses, camionetas, vehículos livianos, así como equipos de comunicación y otros accesorios de uso militar bajo estrictas medidas de seguridad.
Diversos sectores consideran que, aunque estas operaciones se presentan como parte de la cooperación antidrogas, su impacto trasciende ampliamente el ámbito técnico.
Tras el arribo de los primeros aviones militares, el pasado miércoles la Coordinadora Popular Nacional realizó una parada cívica en el Parque Independencia en la capital del país, Santo Domingo, donde se escucharon consignas como "Fuera Yankee del Caribe".
La organización sostuvo que la presencia militar estadounidense en aeropuertos e infraestructuras estratégicas constituye una "inaceptable intromisión" que "podría involucrar al país en tensiones regionales, poniendo en riesgo la paz en América Latina".
Manolo Pichardo, expresidente del Parlamento Centroamericano y secretario de Asuntos Internacionales del partido Fuerza del Pueblo, dijo que la inquietud en la sociedad dominicana está profundamente vinculada a la historia nacional.
La República Dominicana sufrió dos intervenciones militares estadounidenses en 1916 y 1965.
Pichardo recordó que la generación que presenció la violencia y la muerte de miles de dominicanos en 1965 aún transmite a hijos y nietos el horror de la guerra y la humillación de las botas mancillando el suelo patrio.
"Estos hechos lacerantes se mantienen presentes sin resentimientos ni odio, pero presentes en la memoria colectiva de los dominicanos, que aman al pueblo estadounidense y recelan de sus élites", señaló.
Al analizar el debate social, Pichardo afirmó que la discusión sobre la presencia militar estadounidense en el país "va más allá de la lucha contra el narcotráfico, el respeto a los derechos humanos o el fortalecimiento de la democracia", y se inscribe en la estrategia geopolítica que enlaza los intereses estadounidenses en la región y el mundo.
Las supuestas operaciones contra el narcotráfico en las que se han producido incidentes que se saltan el derecho internacional, al aniquilar personas ignorando el debido proceso, que se resume a la detención del sospechoso y su posterior sometimiento a la justicia, pudieran tener consecuencias judiciales futuras tanto para Estados Unidos como para la República Dominicana.
"Esta es una mirada poco abordada al momento de analizar este asunto", advirtió Pichardo.
Por su parte, la diputada del Parlamento Centroamericano, Esmeralda Mancebo, señaló que la explicación oficial basada en el combate al narcotráfico no resulta convincente.
"Es paradójico que estén luchando en países internacionales contra el narcotráfico, cuando no vemos acciones equivalentes dentro de Estados Unidos, donde llegan al destino esas drogas. Eso no hemos visto todavía", dijo Mancebo.
Enfatizó que "toda potencia, que está en un periodo de declive, siempre termina en una guerra, lamentablemente".
El académico Eduardo Klinger, miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, indicó que el despliegue de Estados Unidos en el Caribe constituye "el más grande posicionamiento armado en el área desde la Crisis de los Misiles de 1962".
Según explicó, aunque las operaciones no se presentan como acciones militares directas, pueden escalar hacia enfrentamientos, como ataques indiscriminados a lanchas sospechosas.
Klinger añadió que, en los últimos años, el país ha sido felicitado por la labor realizada en el combate al narcotráfico, por lo que "hay preocupación social por el acuerdo de uso de aeropuertos firmados con Estados Unidos y dudas de la necesidad de que el país se involucre en una operación controversial a nivel regional que pudiera involucrarla en un gran conflicto y ser parte de un eventual agravamiento de las tensiones con Venezuela".
Mihail García, miembro de la Dirección Central y el vicesecretario de Relaciones Internacionales de la Fuerza del Pueblo, recordó que la República Dominicana ha desempeñado históricamente un rol de mediación regional, hasta el punto de ser considerada en algún momento "la Capital de la Paz".
"En la Cumbre del Grupo de Río celebrada en Santo Domingo en 2008, el país logró mediar en una crisis que estuvo a punto de desencadenar un conflicto armado entre Ecuador, Venezuela y Colombia", señaló.
"Ese es el papel que la República Dominicana debería continuar desempeñando", expresó.
Precisamente por esa tradición, diversos sectores temen que el país sea percibido como parte de un alineamiento militar.
A medida que se prolongan las operaciones logísticas de Estados Unidos en San Isidro y en el Aeropuerto Internacional de las Américas, el debate sobre el papel de la República Dominicana, la estabilidad regional y la memoria histórica continúa ampliándose.
Los expertos coinciden en que, ante un escenario geopolítico complejo, es fundamental preservar la estabilidad del Caribe y evitar que el país quede envuelto en confrontaciones ajenas a sus intereses.
