
Imagen del ex canciller boliviano Fernando Huanacuni. (Xinhua/Zhao Kai)
LA PAZ, 25 ago (Xinhua) -- El ex canciller de Bolivia, Fernando Huanacuni (2017-2018), atravesó desde el altiplano boliviano hasta China, al otro extremo del océano Pacífico, para hacer realidad la promesa a su abuelo y el sueño de ser un discípulo Shaolin, tradición de las artes marciales chinas, con lo que logró una rica experiencia intercultural.
El ahora profesor de Wushu, disciplina marcial china conocida en occidente como Kung Fu, fue cautivado por la cultura china, que le fortaleció el respeto por los ancestros y su propia identidad aymara, pueblo indígena de la zona andina.
La cultura aymara, cuna de los antepasados de Huanacuni, es un pueblo andino que tiene sus orígenes en los alrededores del lago Titicaca, lo que en la actualidad es el altiplano de Bolivia y Perú, así como la zona norte de Argentina y de Chile.
Huanacuni conversó con Xinhua en las instalaciones de la privada Unidad Educativa Sariri, situada en la zona sur de la ciudad de La Paz, centro de enseñanza del que es mentor principal y donde se imparte además de instrucción primaria y secundaria, los idiomas aymara y chino, así como Wushu.
El entrevistado lleva colgado al cuello una chuspa, bolsa pequeña de lana multicolor que fue tejida por su abuela y que lo acompaña a todos lados, símbolo que identifica su cultura.
"La chuspa la llenamos con la hoja de coca. Me acompaña a todos lados, es parte de la identidad del mundo aymara", contó.
El político de izquierda vivió hasta los 15 años en una comunidad del altiplano boliviano, en el departamento occidental de La Paz, para luego migrar a la capital donde aprendió español e inglés, así como algo de chino.
Durante la charla con Xinhua, Huanacuni habló de manera amplia sobre su experiencia en China como discípulo Shaolin, así como de las semejanzas que encontró entre las culturas boliviana y china.
En 1999, motivado por su abuelo, Huanacuni decidió hacer su primer viaje fuera de Bolivia y no se fue nada cerca porque dio un salto hasta China.

Estudiantes realizan ejercicios de Wushu en las instalaciones de la privada Unidad Educativa Sariri. (Xinhua/Zhao Kai)
Pidió entonces de rodillas ser recibido en el templo de Shaolin, situado en la provincia china de Henan, recinto donde fue aceptado como prueba por una semana, pero al final se quedó casi tres años para forjar su carácter y apego a la cultura del país asiático.
Huanacuni cumplió así dos de sus anhelos: dejar en una montaña sagrada la ofrenda que le entregó su propio abuelo y ser discípulo Shaolin.
La ofrenda consistía en flores, frutos y plantas aromáticas para que las llevara a Kailash, que es una montaña considerada sagrada en Tíbet.
Para Huanacuni, dentro de la cultura andina asimiló de sus ancestros confiar en la Pacha, es decir, el tiempo-espacio donde todos los seres habitan, así como en la vida, mientras que en el templo de Shaolin aprendió de la disciplina y la cultura chinas, así como a esperar con paciencia.
"Esas dos lecciones me ayudan ahora como político, padre, profesor y habitante del mundo para poder caminar en paz", compartió el entrevistado.
Cuando Huanacuni fue nombrado canciller, en enero de 2017, su primera visita fuera de Bolivia fue precisamente a China.
Durante la visita, volvió a Shaolin, donde el abad encargado le dijo "si un hijo parte del pueblo y vuelve con honores, el honor es para el pueblo. Tú eres hijo de Shaolin, partiste y volviste con honores, ese honor también es para el templo".
Ese reconocimiento le proporcionó a Huanacuni mucha alegría, pero también le ayudó a fortalecer su propio aprecio por las culturas boliviana y china.
Para el discípulo Shaolin, el desarrollo que ha conseguido China en tan poco tiempo se debe a múltiples factores, pero en lo fundamental porque la fuerza se concentra en su identidad y su cultura que le proyectan a seguir creciendo.
Por su amplia experiencia en ambos países, el político boliviano ve que China y Bolivia comparten similitudes.
Entre estas similitudes encuentra que ambas naciones cuentan con el "techo del mundo", en el caso de China, con Tíbet, mientras que Bolivia cuenta con el altiplano de La Paz que está a más de 4.000 metros de altitud, además de tener culturas ancestrales profundas y territorio multiétnico.
Estas semejanzas las nutren montañas andinas como Illimani, Sajama y Mururata en Bolivia, así como la cordillera de los Himalaya en China.

El ex canciller de Bolivia, Fernando Huanacuni, conversa con una estudiante en las instalaciones de la privada Unidad Educativa Sariri. (Xinhua/Zhao Kai)
Con la vivencia Shaolin hace más de dos décadas y otros viajes más recientes a China, el entrevistado se ha convertido en testigo de las grandes y rápidas transformaciones que experimenta el país asiático.
Como ejemplo puso a la población de Zhengzhou a la que llegó en 1999, año en que tenía un aeropuerto pequeño y hoy en día es de gran magnitud, además de que hace más de dos décadas era una ciudad pequeña con construcciones precarias, pero en la actualidad es una urbe moderna.
El político boliviano no dejó de mencionar la carretera de Zhengzhou a Shaolin, ya que cuando llegó al lugar hace 23 años tenía que tomar diferentes rutas porque no había conectividad óptima, recorrido que ahora solamente requiere de una hora, al contar con vías asfaltadas pero aún pintorescas.
Para el otrora guerrero Shaolin, la cultura y la administración china son factores fundamentales en los avances a pasos gigantescos del país asiático.
Recordó que mucha gente le dice que China es "una potencia", a lo que él contesta "no", ya que más bien es "una superpotencia", lo que no se debe a "un milagro", sino que es "producto de una buena administración".
