LA HABANA, 1 ene (Xinhua) -- Los cubanos inician hoy la andadura por 2023 con la atención puesta en la evolución de la COVID-19, enfermedad controlada en la isla desde mediados del pasado año, pero que amenaza con un repunte.
El ministro de Salud Pública, José Ángel Portal, confirmó el aumento de la transmisión del Sars-CoV-2 en la isla, con mayores índices en las occidentales provincias de La Habana y Matanzas, así como en las orientales de Guantánamo y Holguín.
Portal intervino esta semana en una reunión del grupo gubernamental que vigila la evolución de la pandemia en el país y que es encabezado por el presidente Miguel Díaz-Canel.
Desde mediados de noviembre se han confirmado cerca de 600 nuevos enfermos, con un promedio de 13 casos diarios, aunque la letalidad en ese periodo se mantiene en cero, pues desde hace 18 semanas nadie ha muerto en Cuba a causa de la COVID-19, de acuerdo con datos oficiales.
"Aun cuando no son cifras alarmantes (...) y en estos momentos el 98,6 por ciento de la población vacunable tiene completo su esquema de vacunación, resulta imprescindible reforzar varias de las medidas", afirmó el ministro.
Con los inyectables locales Abdala, Soberana-02 y Soberana Plus han sido inmunizados más de 10 millones de cubanos con tres dosis y 8,6 millones recibieron dosis de refuerzo.
Ahora el Gobierno aplicará nuevas dosis de refuerzo a las mujeres embarazadas y las que lactan, así como a los trabajadores de la salud y del turismo, y a las personas mayores de 70 años.
Portal recomendó el uso de mascarillas, que en Cuba llaman nasobucos, en el transporte público y en lugares con concentración de personas, como tiendas, bancos, cines y teatros.
Además reiteró la importancia de acudir de inmediato a los servicios de salud ante la aparición de síntomas respiratorios y pidió que con esos indicios las personas no se presenten al trabajo o en otros espacios sociales, además de adoptar las medidas de distanciamiento y de protección personal en el hogar.
El ministro también pidió mantener el lavado permanente de las manos y extremar la vigilancia en los hogares de ancianos, escuelas y otras instituciones con alta concentración de personas.
Tras las declaraciones de Portal, en las calles cubanas comenzaron a reaparecer las mascarillas, cuyo uso obligatorio había sido suspendido a inicios de junio último, excepto en consultas médicas y servicios hospitalarios.
"A mi edad hay que extremar todas las medidas", dijo a Xinhua el septuagenario Irán Acosta, quien volvió a utilizar la mascarilla para salir a la calle.
Acosta, un jubilado de las fuerzas armadas, está convencido de la necesidad de mantener las medidas sanitarias "para evitar el regreso de una enfermedad que mató a muchas personas".
Desde la aparición de la COVID-19 en la isla, en marzo de 2020, se contagiaron más de 1,1 millones de cubanos y 8.530 perdieron la vida por esa causa.
La isla logró el control de los contagios con la aplicación de sus tres inmunógenos que ahora esperan la aprobación de la organización Mundial de la Salud, aunque se aplican en algunos países como México, Vietnam e Irán.
