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Opinión Invitada: ¿Sueño americano o pesadilla americana?

spanish.news.cn| 2023-01-10 05:00:00|
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Por Xin Ping

BEIJING, 9 ene (Xinhua) -- No es una buena época, quizás, para que los científicos no nacidos en Estados Unidos sean famosos en el país que actualmente llaman hogar. Aquellos de origen chino lo han aprendido de forma dolorosa.

En noviembre pasado, Xiafen (Sherry) Chen, una hidróloga estadounidense descendiente de chinos, obtuvo una histórica indemnización de alrededor de 1,8 millones de dólares del Gobierno de Estados Unidos por su enjuiciamiento erróneo y subsecuente despido del Servicio Meteorológico Nacional, luego de años de lucha por sus derechos.

La justicia prevaleció para Chen, cuya vida dio un vuelco cuando fue arrestada en 2014 por supuestamente proporcionar a China información sensible acerca de presas estadounidenses. Lo que hizo en realidad fue acceder a una base de datos para su trabajo con una contraseña ampliamente compartida en su oficina.

La falta de evidencia por espionaje eventualmente provocó que el Departamento de Justicia retirara los cargos contra Chen en marzo de 2015.

La investigación permitió llegar a la verdad. Se descubrió que la unidad de seguridad instalada por el Departamento de Comercio en el lugar de trabajo de Chen que generó la falsa alerta "estaba involucrada en amplios patrones de investigaciones infundados y discriminatorios dirigidos contra empleados chino-estadounidenses y de otras nacionalidades".

Por "corrección política" en Estados Unidos, las difamaciones raciales son inaceptables para el público, pero no necesariamente en los algoritmos o en la mente de algunas personas. Conflictos menores o el simple estrés pueden dejar salir la fisura profundamente arraigada entre personas de distintos grupos raciales. Y el abierto racismo es incluso más pronunciado en el sector de ciencia y tecnología donde se desarrolla una feroz competencia entre China y Estados Unidos.

Debido a arrogancia e ignorancia, algunos políticos estadounidenses se empeñan en sospechar que China roba cada vez que logra avances científicos. En un ambiente tan envenenado, los científicos estadounidenses de origen chino se han convertido en un objetivo.

La administración del ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por ejemplo, lanzó una llamada Iniciativa de China para combatir el "espionaje de China" y sospechaba que científicos estadounidenses de ascendencia china "robaban" propiedad intelectual y secretos tecnológicos de Estados Unidos para China.

De acuerdo con el documento de Revisión de Tecnología del MIT, a lo largo de los tres años de la Iniciativa de China, más de 150 acusados fueron procesados en 77 casos. Sólo 25 por ciento de los casos que involucraron a científicos chino-estadounidenses fueron "declarados culpables".

Sin embargo, se hizo suficiente daño, cualquiera que haya sido el resultado de cada caso. La vigilancia de científicos ha obstaculizado directamente la actual investigación de los científicos chino-estadounidenses concernientes. La suspensión de financiamiento y de subvenciones del Gobierno e incluso la terminación del trabajo han generado estrés financiero y psicológico a los expertos. Además, la narrativa equivocada y a menudo hostil ha obstaculizado su futura investigación con homólogos chinos.

En Estados Unidos, los profesionales suficientemente viejos conocen qué tan tóxico era el macartismo. Muchos expertos apolíticos se vieron involucrados e incluso fueron víctimas de purgas con base en evidencia dudosa cuando Estados Unidos y la Unión Soviética estaban en la Guerra Fría, que se caracterizó por la confrontación ideológica y una competencia sin cuartel. Pero incluso el arbitrario juicio legal de entonces no es nada comparado con la flagrante elaboración de perfiles raciales que en la actualidad prevalece en Estados Unidos.

De hecho, 88 por ciento de los acusados en casos presentados por el Departamento de Justicia en la Iniciativa de China eran de ascendencia china. Difícilmente alguno de estos científicos había pensado que tendría un sueño americano como éste antes de poner un pie en la llamada tierra de las oportunidades.

En cuanto a desconfiar de su propio pueblo, Trump sin duda no es una "aberración". Mucho antes de que Trump incursionara en la política estadounidense, Lee Wen Ho, un físico de Taiwan del Laboratorio Nacional Los Álamos, fue acusado de robar secretos concernientes al arsenal nuclear estadounidense en 1999.

Lee pasó nueve meses en confinamiento solitario, hasta que fue absuelto de espionaje. El juez se disculpó con Lee por las "condiciones humillantes e innecesariamente punitivas" y denunció a los funcionarios por haber "avergonzado a toda nuestra nación".

Más adelante, a principios de 2022, el Departamento de Justicia retiró de nuevo los cargos de espionaje contra Chen Gang, profesor del MIT, y contra Hu Anming, profesor de la Universidad de Tennessee, sin evidencia incriminatoria. Pero nada podrá compensar el daño causado a su reputación y a su dignidad humana.

La intromisión de la política con un fuerte trasfondo racista ha generado temor generalizado y ha conducido a un notable éxodo.

En 2021, más de 1.400 científicos chinos establecidos en Estados Unidos cambiaron su afiliación de instituciones estadounidenses a instituciones chinas, de acuerdo con un estudio realizado por académicos de Harvard, Princeton y el MIT.

Esa cifra marcó un aumento de 21,7 por ciento con respecto a 2020 y más del doble que en 2011. La salida de los científicos significa que muchos han despertado de su pesadilla estadounidense.

Durante gran parte de su historia, Estados Unidos había acogido a científicos de todo el mundo, independientemente de su procedencia, porque estaba muy consciente de que difícilmente podría llegar a ser lo que es ahora sin los mejores cerebros del mundo.

Sin embargo, en años recientes, los políticos estadounidenses han abusado del concepto conveniente de seguridad nacional para aventajar a sus competidores en la vía del avance científico-tecnológico.

Ya es hora de que los políticos estadounidenses dejen de socavar el esfuerzo científico por el bien común de la humanidad y de ellos mismos. De lo contrario, Estados Unidos perderá su atractivo con una mayor fuga de cerebros.

(Xin Ping es comentarista de asuntos internacionales y escribe regularmente para la Agencia de Noticias Xinhua, Global Times, CGTN y el Diario de China. Se le puede contactar en xinping604@gmail.com).

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