BUENOS AIRES, 4 mar (Xinhua) -- El desarrollo económico y social de China en los últimos años es fruto de su democracia popular, un sistema político que, a través de las reuniones anuales de la Asamblea Popular Nacional (APN) y del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), pone al pueblo en el centro, afirmó la académica argentina María Francesca Staiano.
Las reuniones anuales de la APN y del CCPPCh, más conocidas como las "dos sesiones", siguen "los principios del centralismo democrático, con la máxima libertad de discusión y de expresión", en un marco que "asegura una representación integral del pueblo chino, lo que evita el desapego entre la vida política y la vida práctica del pueblo", subrayó la experta.
"Eso es algo que muy seguido falta en las democracias occidentales, que ahora están en una especie de decadencia", comparó la coordinadora del Centro de Estudios Chinos (CeChino) del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata.
Staiano destacó la importancia de que en las "dos sesiones" se puedan abordar cuestiones como la nueva normalidad china, "con una idea de un menor crecimiento pero cualitativamente mejor".
"Esa me parece una idea revolucionaria, ya que nosotros en Occidente seguimos pensando en una idea de crecimiento que sea a un altísimo ritmo. La idea de China sirve para democratizar a la sociedad. Frente a las asimetrías sistémicas que puedan existir, se busca el equilibrio, lo que es una idea fundamental", valoró.
La especialista remarcó que "como ha dicho el jurista y politólogo italiano Norberto Bobbio, la democracia no es solamente el derecho a votar, sino la exigencia de llegar a la eliminación de las diferencias económicas y sociales del pueblo".
"La idea de la nueva normalidad de China no es un tema simplemente económico, sino más bien de equidad, de igualdad social, de implementación en el derecho interno de temas fundamentales, mientras nosotros estamos acostumbrándonos a que no estén, ya que los ricos son ricos y los pobres son pobres, con un aprovechamiento político", afirmó la entrevistada.
Staiano planteó que China se ha enfocado en "una nueva forma para crear el bienestar interno y el bienestar global a través de la cooperación internacional, incluyendo a los países del Sur Global. Todo esto hace que el ejemplo de China sea interesante para el mundo".
A ojos de la experta, la evolución económica y social que el país asiático ha registrado en los últimos años es fruto de la democracia con características chinas, considerando la alta formación de los dirigentes políticos administrativos y el hecho de poner al pueblo en el centro de la acción política.
"También ha evolucionado mucho el Estado de derecho, con una mejora de la conciencia jurídica, que es cada vez más desarrollada e implementada, no solo en lo económico, sino también en los derechos fundamentales", añadió.
La académica explicó que en la democracia con características chinas el pueblo se ha pensado como un destinatario de las políticas, y por eso hasta el sector empresarial tiene responsabilidades hacia el pueblo.
"Hay un 'pueblo-centrismo' en China que no se ve en Occidente, donde el pueblo es espectador, un público separado de una vida política que es cada vez más violenta, sin argumentos y que busca deslegitimar al otro, con cada vez más baja participación en las citas electorales", comparó la experta.
Staiano remarcó que China está desarrollando un camino diferente de la democracia occidental y puede funcionar como inspiración en términos de demostración de autonomía e independencia de la toma de decisiones, y en la experiencia para la construcción de un propio destino.
"Las categorías chinas son una experiencia que muestran que se puede formalizar un modelo distinto, una forma distinta que va en línea con sus propias características, con sus propias matrices históricas e ideas" y sirven de inspiración para "muchos países, sobre todo los que buscan una forma propia de desarrollo, de democracia, y no logran encajar en las categorías occidentales", agregó.