Por Sergio Gómez
BEIJING, 7 mar (Xinhua) -- Cuando China anunció en las "dos sesiones" en curso que aspiraba crecer alrededor del 5 por ciento en 2023, una cifra que sin dudas inyecta vitalidad a un complejo escenario global, recordé mi reciente visita al Aeropuerto Internacional Binhai de Tianjin y las señales que encontramos sobre un claro repunte de la economía del país asiático.
En la pista de la terminal vi cómo los aviones hacían fila y despegaban uno tras otro en lapsos de pocos minutos. Al igual que las aeronaves, la economía china había levantado el vuelo tras alcanzar una victoria decisiva en su respuesta a la COVID-19.
En cualquier lugar, los aeropuertos y otras estaciones de transporte masivo sirven como un importante barómetro del desarrollo económico y social. El ajetreo que presencié en la municipalidad nororiental China de Tianjin indicaba a todas luces un fuerte impulso de recuperación.
Lo que se conoce como las "dos sesiones" se refiere a las reuniones anuales de la Asamblea Popular Nacional (APN), máximo órgano legislativo del país, y del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh). La sesión de la APN comenzó el domingo.
El objetivo de crecimiento económico anual de China, la segunda mayor economía del planeta, tiene un evidente impacto en las perspectivas de recuperación global.
Los robots de entrega inteligentes funcionan en la terminal de contenedores en el Puerto de Tianjin, en el norte de China, el 21 de febrero de 2023. (Xinhua/Zhang Cheng)
La última proyección de la agencia Moody's Investors Service coincide con la estimación de las autoridades chinas de un alza del producto interno bruto (PIB) en torno al 5 por ciento para este año, al tiempo que otorga a Estados Unidos una expectativa de 0,9 por ciento de crecimiento y de 0,5 por ciento en el caso de la eurozona.
Desde finales del año pasado, muchas organizaciones internacionales han elevado continuamente sus proyecciones de crecimiento para la economía de China, lo que se ha visto respaldado por las cifras oficiales del comportamiento de los sectores clave de las finanzas del país asiático.
Por ejemplo, el monto de inversión extranjera directa en uso real en la parte continental de China aumentó un 14,5 por ciento interanual en enero, mientras que el índice de gerentes de compras (IGC) para el sector manufacturero de China llegó a 52,6 puntos en febrero, manteniéndose en terreno de expansión durante dos meses consecutivos.
A mediados de febrero, desembarqué en el Aeropuerto Internacional Binhai de Tianjin, que está a más de 100 kilómetros de la capital china, mi lugar de residencia, para conocer la situación de la industria del transporte después del reajuste y la optimización de las políticas de prevención y control de la COVID-19.
Tianjin es una importante ciudad portuaria y un centro de comercio exterior en el norte de China que alberga a más de 13 millones de residentes. Para hacernos una idea, eso es más que toda la población de mi país, Cuba, que cuenta con 11 millones de habitantes.
Para viajar entre Beijing y Tianjin hay varias opciones, incluyendo las autopistas, pero mi variante preferida siempre ha sido el tren rápido que cuenta con una velocidad máxima de 350 kilómetros por hora y demora cerca de 30 minutos en completar el trayecto.
Partí a la hora pico de un día laborable y encontramos mucha compañía a lo largo del trayecto. Después de la Fiesta de la Primavera de este año, que cayó en enero, Beijing y el resto de las ciudades chinas retomaron su ritmo de vida cotidiano y eso significa millones de personas desplazándose cada día y más oportunidades de negocios y trabajo.
Al día siguiente, mi visita al aeropuerto de Tianjin no fue para nada diferente. La sala de espera estaba abarrotada de gente y se veían largas colas en los mostradores de facturación.
Allí saludé a una pareja que cargaba a su nieta a punto de salir de vacaciones en avión por primera vez y conversé en el área de reclamo de equipaje con Wang Yan, un residente de Tianjin que acababa de aterrizar. Me habló de lo conveniente que era el vuelo directo a Tailandia y que había pasado unas vacaciones maravillosas con su madre.
Al igual que Wang, muchos chinos decidieron aprovechar la temporada alta de 40 días por la Fiesta de la Primavera. China registró la astronómica cifra de 4.700 millones de viajes en ese lapso, evidenciando la vitalidad del sector del transporte y la sólida recuperación económica del país.
El consumo es un aspecto clave para lograr el objetivo de crecimiento económico de este año, de ahí que China haya puesto la recuperación y ampliación del consumo en una posición prioritaria en el informe sobre la labor del Gobierno presentado el domingo al máximo órgano legislativo para su deliberación.
En el texto se apunta también que el país desarrollará las singularidades de los sectores rurales y ampliará los canales para aumentar los ingresos del campesinado.
Y singularidades es lo que sobra en la vasta geografía china, como lo pude comprobar durante mi visita al pueblo de Jinping en la ciudad de Longnan de la provincia de Gansu. Este rincón montañoso en el oeste de China era pobre y atrasado hasta la introducción del cultivo de los olivos y la industria de la aceituna, impulsada por la dirección del comité local del Partido y el Gobierno.
Allí conocí a un aldeano llamado Jia Yongxiang, quien en el pasado tenía dificultades económicas a pesar de trabajar arduamente a lo largo de todo el año. Plantando olivos y cultivando aceitunas, una fruta que no es tradicional en China pero que ha ido ganando popularidad en los últimos años, logró construir una villa de tres pisos en el pueblo y ahora posee dos apartamentos en la ciudad.
Campesino arregla las aceitunas recién recogidas en la ciudad de Longnan, en la provincia de Gansu, en el noroeste de China, el 8 de diciembre de 2021. (Xinhua/Chen Bin)
Historias similares se pueden encontrar en muchos lugares de China, un país que ha creado en la última década el grupo de ingresos medios más grande y dinámico del mundo, con más de 400 millones de personas.
A medida que se promueven de manera constante e integral las políticas para el alivio de la pobreza y la revitalización rural, el ingreso disponible per cápita de los residentes rurales ha seguido creciendo a un ritmo superior al de los residentes urbanos. En los próximos 15 años, se espera que el grupo de ingresos medios de China supere los 800 millones de personas, lo que impulsará aún más el desarrollo de su enorme mercado.
La resiliencia y vitalidad de la economía china también se basan en un sistema industrial integral, una cadena de suministros estable y segura y una red de infraestructura eficiente e interconectada.
Al mismo tiempo, China continúa promoviendo la apertura de alto nivel y la integración efectiva de los mercados y recursos nacionales e internacionales.
Como latinoamericano residente en esta gran nación asiática, siempre me he preguntado qué beneficios tiene esto para nuestros países. Hace poco encontré parte la respuesta en un supermercado cercano a mi casa, donde había cerezas chilenas frescas previo a la celebración de la Fiesta de la Primavera. Resulta que la cosecha en Chile coincide con un momento pico de la demanda en China, por lo que el país asiático se ha convertido en el principal consumidor de las cerezas chilenas en el mundo.
Publiqué sobre este tema en mi cuenta de redes sociales y algunos seguidores comentaron como los trabajadores de toda la cadena industrial se benefician del intercambio.
En Chile, a 20.000 kilómetros de mi residencia en China, la zona de plantación de cerezas se ha multiplicado por cuatro desde 2011 y alrededor del noventa por ciento de la producción se exporta a China. Según los datos industriales chilenos, el valor de las exportaciones de cerezas a China creció un 8 por ciento en 2022 a pesar del impacto de la epidemia.
Al igual que los fruticultores en Chile y las playas de la vecina Tailandia, el mundo entero es testigo de los beneficios que trae el fuerte repunte de la economía china.
Trabajadoras clasifican las cerezas en el centro de procesamiento y empaque de una empresa de distribución de frutas, en la municipalidad oriental china de Shanghai, el 21 de enero de 2021. (Xinhua/Wang Xiang)
De acuerdo con un informe publicado en The Wall Street Journal, la economía de China ha iniciado el Año del Conejo con un rebote digno de su alegre avatar del zodíaco, lo que aumenta la posibilidad de un crecimiento mundial más sólido.
En el último lustro, el PIB de China ha registrado un crecimiento anual de más del 5 por ciento, superando el promedio mundial. Durante la última década, la producción económica total del país casi se duplicó, consolidando su estatus como el mayor contribuyente al crecimiento global.
Este año, el país ha fijado un objetivo de crecimiento de alrededor del 5 por ciento, lo que confirma las predicciones anteriores de muchos economistas de que la economía china experimentaría una mejoría general en 2023.
Las "dos sesiones" han emitido señales de un robusto repunte económico, lo que se agradece en un mundo que lucha contra la inflación y la recesión. En este clima, la vitalidad de China es más necesaria que nunca.