RÍO DE JANEIRO, 11 sep (Xinhua) -- La atención que acapara la Amazonía brasileña ha hecho olvidar que el Cerrado, la sabana más diversa del mundo, que ocupa una cuarta parte del territorio nacional, sufre una gran deforestación y destrucción que amenaza incluso la seguridad hídrica de todo Brasil, alertaron especialistas este lunes coincidiendo con el Día Nacional del Cerrado, que se celebra cada 11 de septiembre.
Presente en 12 estados brasileños, el Cerrado, que tiene una gran importancia para la preservación de la fauna, la flora y los pueblos nativos, sufre con el avance de la agricultura de exportación.
Mientras que la deforestación en la Amazonia se redujo un 42,5 por ciento entre enero y julio de este año, en el Cerrado aumentó un 21,7 por ciento respecto al mismo periodo de 2022. En otras palabras, 582.000 hectáreas del Cerrado habían sido deforestadas hasta julio de este año, un área similar al tamaño del Distrito Federal.
"Tendemos a fijarnos mucho en la Amazonía y ser más permisivos con lo que ocurre en el Cerrado, a pesar de que el Cerrado es la cuna de las aguas de Brasil y donde nacen ocho de las doce cuencas fluviales más importantes del país", explicó Patricia da Silva, investigadora del Observatorio de Matopiba.
En la actualidad, la mitad de la superficie del Cerrado está ocupada por la producción animal y de cereales. En 1985, la agricultura ocupaba un 34 por ciento del bioma, según un estudio de MapBiomas. El estudio realizado con datos satelitales reveló que, entre 1985 y 2022, la sabana brasileña perdió el 25 por ciento de su vegetación autóctona a causa de la deforestación.
Y la tendencia es que la deforestación continúe, ya que se espera que la agricultura se expanda en el Cerrado durante los próximos años, según una investigación del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAPA).
El ministerio prevé un aumento del 37 por ciento de la producción de cereales en el Cerrado para los próximos diez años. Como resultado, se espera que el sector aumente la superficie explotada en un 17 por ciento, lo que representa una expansión de la frontera agrícola en 1,6 millones de hectáreas durante ese período.
Uno de los problemas que supone la deforestación del Cerrado es la falta de agua, lo que amenaza el sistema hídrico brasileño. Considerado la cuna de las aguas de Brasil, el Cerrado es la fuente de los manantiales de ocho de las doce cuencas fluviales más importantes del país. También es la segunda mayor reserva de agua subterránea del mundo, formada por los acuíferos Guaraní y Urucuia.
Suministra cerca del 70 por ciento del agua del río Sao Francisco y el 47 por ciento del agua del río Paraná, que abastece a la central hidroeléctrica de Itaipú. Sus aguas también son importantes para Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay, según un estudio publicado por la revista científica Sustainability, que señalaba los riesgos que la deforestación del bioma podría ocasionar para la seguridad hídrica y energética del país.
Según afirmó uno de los investigadores del estudio, el doctor en Ciencias Forestales Yuri Salmona, las largas raíces de los árboles típicos del Cerrado pueden alcanzar 15 metros de profundidad y hacen que el bioma se conozca como "bosque invertido". Estas raíces son las responsables de transportar el agua de lluvia a las profundidades del suelo, que luego vuelve a liberarse durante la estación seca.
"Esta agua se acumulará bajo tierra o fluirá entre los ríos. La ruptura de esta dinámica causada por la deforestación, que interfiere en la capacidad de infiltración de esta agua, hace que el agua se escurra por la superficie, causando erosión, con exceso de caudal en las lluvias y escasez en la sequía", explicó Salmona.
El estudio analizó el comportamiento de 81 cuencas fluviales del Cerrado y calculó que perdieron una media del 15,4 por ciento de su caudal fluvial entre 1985 y 2022. Para 2050, la investigación prevé que la reducción del caudal de agua en estas cuencas alcance el 34 por ciento de lo que era antes, "incluso con una reducción de la deforestación".
En una audiencia pública celebrada en el Senado a finales de agosto, la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, afirmó que su cartera está preparando un nuevo plan de lucha contra la deforestación en el Cerrado, que deberá someterse a consulta pública este mes de septiembre.
"Teniendo en cuenta que más del 70 por ciento de la deforestación que tiene lugar en el Cerrado tiene licencia para deforestar, lo que vamos a tener que hacer es revisar estas licencias para saber hasta qué punto son legales", aseveró la ministra.