Por Lisandra Cots
LA HABANA, 31 oct (Xinhua) -- El sistema educativo cubano enfrenta hoy en día grandes desafíos debido al recrudecimiento del bloqueo del Gobierno de Estados Unidos al país caribeño durante más de seis décadas, denunció Gretel Moya, vocera del Ministerio de Educación (MINED) de Cuba.
La portavoz explicó recientemente a Xinhua que, entre marzo de 2022 y febrero de 2023, los daños provocados por el bloqueo al sector de la educación se estimaron en más de 75 millones dólares, según el más reciente informe elaborado por la nación antillana sobre el impacto de esa política unilateral estadounidense, el cual que será presentado ante la Asamblea General de la ONU esta semana.
"La educación primaria ha sido de las más afectadas en estos cursos escolares", denunció Moya, y explicó las dificultades que enfrenta el país insular para acceder a la base material de estudio, principalmente para la enseñanza artística.
Moya explicó que, durante el referido periodo, más de 118.600 educandos, esencialmente de preescolar y primer grado, se vieron afectados por no contar íntegramente con los cuadernos de aprendizaje en las áreas de lectura, escritura y matemática.
"Si pudiéramos tener todos esos recursos, esto sería provechoso para nuestros estudiantes, las familias y los maestros", reconoció la representante del MINED, aseverando que, pese a todas estas dificultades, el Gobierno cubano prioriza la educación.
Según datos oficiales gubernamentales, Cuba dedica a la educación el triple del producto interno bruto (PIB) que invierte la media de los países ricos en el sector.
Igualmente, dijo que la educación especial "sufre de una forma cruel" las carencias que suponen las medidas de cerco económico de EE. UU. contra Cuba.
"Resulta difícil importar las baterías de las prótesis auditivas para los educandos con esa necesidad, pues en su gran mayoría son de fabricación estadounidense. De 1.152 educandos con discapacidad auditiva, 920 necesitan las prótesis y, de ellos, 219 se encuentran afectados por roturas de estos dispositivos", añadió.
Asimismo, comentó que los estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas no pueden acceder a más de 300 sitios en Internet de interés para sus carreras, pues están bloqueados para las direcciones IP cubanas, lo que impide la descarga de recursos para instalar o actualizar las tecnologías y dificulta el desarrollo académico, investigativo y productivo de la universidad.
Para el profesor titular del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional de la Universidad de La Habana, Luis René Fernández, "Cuba es objeto de una guerra, cuyo objetivo es destruir la identidad nacional" a través del bloqueo de Estados Unidos.
"No es embargo, no es bloqueo, es una guerra económica, es un golpe muy fuerte para la economía", aseguró Fernández.
Los funcionarios estadounidenses afirman que su política es contra el Gobierno, pero eso es "una falsedad", pues en un país como Cuba "si usted daña al Gobierno, daña a toda la economía", explicó el académico a Xinhua en una reciente entrevista.
"La solución sería una negociación con el Gobierno cubano, pero es muy difícil hacerlo en un entorno tan agresivo, que es el de Estados Unidos contra nuestro país", afirmó el investigador.
Las últimas cifras que dio a conocer el Gobierno cubano arrojan que, a precios corrientes, los daños acumulados de aplicación de la política unilateral estadounidense contra el país ascienden en las últimas seis décadas a más de 159.000 millones de dólares.
Solamente entre marzo de 2022 y febrero de 2023, los daños y perjuicios a Cuba están estimados en el orden de los 4.867 millones de dólares, lo que implica una afectación de más de 405 millones de dólares mensuales, más de 13 millones de dólares diarios y más de 555.000 dólares por hora.
Desde 1992, Cuba presenta cada año en la Asamblea General de las Naciones Unidas una resolución de condena al bloqueo estadounidense, proyecto que de manera sistemática ha sido aprobado por la comunidad internacional.
En la última votación, realizada en 2022, respaldaron la resolución cubana 185 países, con la abstención de Ucrania y Brasil y el voto en contra de EE. UU. e Israel.
