Por Sylvia B. Zárate
BOGOTÁ, 27 jul (Xinhua) -- Las disidencias de la extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) deben escuchar y comprometerse al llamado de paz que hace gran parte de la sociedad colombiana, pidió Carlos Eduardo Villarraga, excombatiente de esta extinta guerrilla, que se acogió al acuerdo de paz firmado en 2016.
"El mensaje a todas las estructuras armadas que aún persisten en generar hechos de violencia es fundamentalmente que el pueblo colombiano ya está hastiado de que nos matemos entre hermanos, de esta guerra fratricida que ha enlodado y que ha enlutado a Colombia por más de medio siglo y que ya es tiempo de finalizar", expresó el excombatiente en entrevista con Xinhua.
Villarraga valoró los esfuerzos del Gobierno para sacar adelante la ambiciosa política de Paz Total, y pidió a los cabecillas de las estructuras guerrilleras que pongan por encima de sus intereses personales, los intereses de su país y las oportunidades de los niños y jóvenes que tienen sueños y proyectos que sumen a la sociedad.
"Las nuevas generaciones no merecen que se sigan perdiendo jóvenes valiosos para la construcción de la sociedad y que podrían aportar a la estructuración de un nuevo país desde muchos aspectos, no podemos dejar que se pierdan más generaciones en medio de la confrontación violenta", afirmó.
Existen enormes desafíos para llegar a consolidar una paz definitiva en el territorio colombiano, incluyendo continuar las negociaciones en medio de la confrontación armada, reconoció el hombre, quien militó 15 años en el grupo subversivo que entregó sus armas en el marco del acuerdo de paz concretado durante el mandato del expresidente Juan Manuel Santos.
"Esa es una dificultad que siempre ha existido en Colombia, tratar de realizar las conversaciones en medio de los tiros es una gran dificultad y eso es un hecho político que se utiliza como medio de presión, una premisa de cualquier conflicto", advirtió.
Otro desafío, comentó, es la negociación de paz con grupos armados que han perdido su horizonte político e ideológico porque esas organizaciones tienen intereses fundamentalmente económicos, así como también la falta de claridad en los protocolos sobre los ceses al fuego bilaterales.
"Yo confío en la voluntad política del Gobierno de (Gustavo) Petro, pero así es difícil llegar a acuerdos políticos, esto genera ciclos prolongados de violencia en nuestro país desafortunadamente", sostuvo.
El excombatiente se refirió también a los recientes ataques a la población civil por parte de las disidencias de las FARC comandadas por alias "Iván Mordisco" en el departamento del Cauca (suroccidente) que, dijo, deben ser totalmente rechazados por el pueblo de Colombia y "el respeto por la población civil debe primar en el desarrollo de cualquier tipo de acción militar".
Villarraga dijo comprender la decisión de suspender el cese al fuego con esa disidencia para presionarla y llevar las conversaciones de paz a otro escenario, pero consideró que es necesario encontrar paralelamente otras estrategias de frenar la ola de violencia que se viene desencadenando en el país.
"La prolongación de la guerra no puede seguir siendo el camino de Colombia, hay que encontrar otras formas y para eso pueden contar con nosotros, con nuestra experiencia de lo que fue esa mesa de diálogos y con la experiencia que hemos vivido estos siete años y que podemos aportar en el desarrollo de nuevos diálogos", apuntó.
De otro lado, Villarraga consideró que para generar confianza entre los miembros de los grupos con los que se adelantan hoy conversaciones de paz, es vital que se implemente integralmente el acuerdo de paz firmado en 2016 con el que siguen comprometidos la gran mayoría de excombatientes.
"Uno puede decir con toda la firmeza que en siete años la implementación del acuerdo de paz es deficiente, por lo menos los cuatro años del anterior gobierno tuvimos que perder cuatro años y dedicarnos a evitar que hicieran trizas el acuerdo, eso retrasó inmensamente todo lo que se había pronosticado", dijo.
Según Villarraga, a pesar de los incumplimientos en la implementación de los acuerdos durante el anterior Gobierno, las ventajas sobrepasan a las desventajas de haber abandonado las filas de la guerrilla y haber emprendido el camino de la reincorporación a la sociedad.
"La principal obviamente es que ya no está uno pendiente de si va a perecer en una acción militar del enemigo (...) a pesar de todas las dificultades que presenta la reincorporación, cada una de las páginas que conforman el acuerdo que se firmó en La Habana ha valido la pena y ha valido la pena porque se han podido salvar vidas", expresó.
Villarraga reconoció las dificultades que trae consigo la reincorporación que implica aspectos políticos, sociales y económicos para garantizar el desarrollo de un proyecto productivo, pero que las prefiere sobre la rudeza de hacer parte de un grupo armado.
"De las cosas más duras allá es la pérdida de compañeros y es que en medio de la confrontación vi caer amigos y camaradas que habían compartido de una u otra forma muchas actividades conmigo ahí en la guerrilla, dentro de la guerrilla eso es de lo más difícil", dijo.
Para el exguerrillero, el Acuerdo de Paz de La Habana al que se acogieron más de 13.000 subversivos sigue siendo un gran ejemplo no solo para Colombia, sino para el mundo en donde hoy se desarrollan varias guerras por diferentes motivos.
"Somos más de 95 por ciento de personas que firmamos el acuerdo las que seguimos comprometidas (...) Este es el único acuerdo que tiene el Gobierno colombiano como carta de presentación, en más de 60 años de confrontación en Colombia, ese acuerdo de paz muestra al mundo entero que sí es posible llegar a acuerdos y que mediante el diálogo es posible la resolución de cualquier conflicto", concluyó.
El viernes las delegaciones del Gobierno de Colombia y la facción de las disidencias de la extinta guerrilla de las FARC denominada Estado Mayor Central, liderada por alias "Calarcá", ratificaron su compromiso de mantener los diálogos de paz en medio de una reunión extraordinaria en la que participaron, entre otros, la ONU (Naciones Unidas), MAPP-OEA (Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia de la Organización de los Estados Americanos) y los embajadores de Suiza, Irlanda y Noruega como países garantes.
Entre tanto, la facción comandada por alias "Iván Mordisco" continúa atacando a la Fuerza Pública y a la población civil en el departamento del Cauca en donde el Ejército ha reforzado su presencia tras un reciente ataque con drones en una cancha de fútbol en donde un menor perdió la vida y otros diez quedaron heridos.
Por primera vez durante este Gobierno se realizó el pasado miércoles un bombardeo en la zona cercana a los campamentos guerrilleros para permitir el ingreso de tropas del Ejército que tienen la orden de neutralizar las capacidades de las disidencias en el Cañón del Micay, sitio estratégico para el narcotráfico,
El comandante del Comando Específico del Cauca, general Federico Mejía, denunció que como reacción a la fuerte ofensiva militar de las Fuerzas Armadas las disidencias han optado por reclutar en sus filas a menores de edad y por amenazar de muerte a los campesinos que no rechacen la presencia de la Fuerza Pública.
