Por René Quenallata Paredes
LA PAZ, 31 dic (Xinhua) -- En mercados, plazas y comercios de Bolivia no cesan las actividades este último día del año, pues miles de personas se movilizan a los centros de abasto de las principales ciudades bolivianas para adquirir los artículos que les permitan realizar cábalas y rituales ancestrales para recibir el 2025, un año que se vislumbra lleno de desafíos y oportunidades.
Entre la vorágine de preparativos, las prácticas ancestrales y las cábalas extendidas en todo el territorio boliviano reflejan la diversidad cultural de un país donde coexiste tradición y modernidad, manifiestas en la manera de recibir el Año Nuevo.
Los bolivianos mezclan las prácticas ancestrales con otras costumbres más globales como el prender velas de colores o comer las 12 uvas con cada una de las campanadas del reloj, pero sin olvidar las emblemáticas mesas andinas.
La gente recurre en esta fecha a prácticas más universales como usar ropa interior de determinado color dependiendo de lo que se desea tener el año venidero, además de cargar maletas, contar dinero o barrer la casa, todo ello a la media noche del 31 de diciembre.
En mercados de las principales ciudades bolivianas como de La Paz (oeste), Cochabamba (centro) y Santa Cruz (este), la oferta de artículos relacionados con supersticiones es tan variada como los deseos mismos de quienes buscan atraer la buena fortuna.
Para el profesor jubilado Néstor Abigail Ramos, las cábalas no solamente son actos de superstición, sino también una manera de canalizar las esperanzas en tiempos de crisis.
"En Bolivia, la gente prioriza salud, trabajo y prosperidad, al preparar sus rituales porque son los pilares que sostienen a las familias. Estas tradiciones son una forma de resistencia cultural frente a las adversidades", afirmó el profesor a Xinhua.
Ramos consideró que la preparación para recibir el Año Nuevo incluye un componente simbólico importante.
"Despedimos lo malo del año viejo y damos la bienvenida al nuevo con esperanza. Es una forma de renovar el espíritu y afrontar los retos con optimismo", añadió.
El profesor jubilado explicó que "cada ritual tiene su propio significado y propósito", como en el caso de encender velas de colores que se asocia con deseos específicos: "El blanco para la paz, el verde para la esperanza y el azul para la armonía".
El entrevistado mencionó que derramar monedas, cargar maletas o contar billetes son actos que buscan el flujo de dinero y las oportunidades de viaje.
"Todo ritual es una mezcla de tradición y fe. Lo que importa es creer en lo que estás haciendo", complementó Ramos.
En sentido similar fue el comentario del maestro tradicional andino, Eulogio Choque, quien subrayó el valor simbólico de los rituales para recibir el Año Nuevo.
"Las tradiciones varían según la cultura y el país, pero funcionan según la fe que cada persona ponga al momento de realizarlos. Los bolivianos necesitan creer con mucha fe en algo para enfrentar la crisis que vive el país y lo que pueda suceder en 2025", dijo.
Choque explicó que prácticas como la "wajta" (ofrenda) han adquirido otra vez relevancia en los últimos años.
"La gente está recuperando la conexión con la Pachamama (Madre Tierra). Esta ofrenda, que incluye dulces, lana de colores y símbolos de prosperidad, es una manera de agradecer, pedir salud y trabajo, que son la base para todo lo demás", señaló el maestro tradicional.
Mencionó también a manera de ejemplo la práctica de comer este día cerdo, uno de los símbolos más populares en las cábalas bolivianas.
"El cerdo representa abundancia porque avanza hacia adelante al comer. Por eso se come en diversas preparaciones para asegurar un año de progreso", agregó Choque.
A su vez, el docente de la Universidad Central, Paúl Antonio Coca, manifestó a Xinhua que el país vive una incertidumbre que no es solo es económica sino también política, debido a las elecciones que se avecinan en agosto de 2025.
"La gestión 2024 ha sido económicamente mala, marcada por altos índices de inflación, falta de dólares, escasez de combustibles, conflictos políticos", consideró Antonio Coca.
"2025 podría ser aún más complicado, si el Gobierno no implementa medidas adecuadas que estabilicen la economía y generen confianza en la población", complementó el docente universitario.
Para Coca, las elecciones presidenciales de agosto próximo en Bolivia podrían agravar el clima de "incertidumbre", lo que propicia que la población "busque en las tradiciones y creencias una forma de asegurar bienestar y prosperidad".
Bolivia despide el 2024 con tradiciones y prácticas muy arraigadas entre la población que mezcla fe y optimismo, al considerar que los desafíos del 2025 pueden transformarse en nuevas oportunidades.