BEIJING, 15 dic (Xinhua) -- Todos los países tienen la responsabilidad y la obligación de instar a Japón a erradicar por completo los vestigios del militarismo, declaró hoy lunes el portavoz de la cancillería china Guo Jiakun.
Guo pidió esfuerzos conjuntos para salvaguardar los resultados de la victoria en la Segunda Guerra Mundial y el orden internacional de posguerra.
El vocero hizo estas declaraciones luego de que China recibiera un lote de pruebas proporcionadas por Rusia en relación con la infame Unidad 731, una división japonesa de guerra bacteriológica que operó durante la Segunda Guerra Mundial.
El 13 de diciembre, la Administración Nacional de Archivos de China publicó un lote de materiales desclasificados, proporcionados por Rusia, sobre los interrogatorios soviéticos a la Unidad 731 japonesa realizados en Khabarovsk.
Los archivos, que contienen actas de interrogatorio de miembros de la Unidad 731 e informes de investigación sobre los crímenes cometidos por sus miembros, vuelven a dejar al descubierto la infame guerra bacteriológica japonesa durante su agresión contra China.
Los documentos demuestran una vez más que la Unidad 731 cometió crímenes atroces contra la humanidad, un hecho que está respaldado por pruebas irrefutables y no debe ser negado, manifestó Guo en una rueda de prensa regular.
Según los archivos, durante la agresión, el ejército japonés llevó a cabo diversos experimentos con seres humanos vivos, incluidos experimentos con gérmenes, congelación, líquidos corrosivos y gases erosivos, indicó Guo, precisando que entre las víctimas no solo había ciudadanos chinos, sino también personas de la Unión Soviética y de la península coreana.
Los registros de interrogatorios divulgados por primera vez incluyen la confesión de Kiyoshi Kawashima, exjefe del departamento de producción bacteriológica de la Unidad 731, así como las de otros criminales de guerra japoneses, en las que se detallan el uso a gran escala de armas biológicas por parte del ejército japonés en China en 1940, 1941 y 1942.
Estos registros demuestran que la aplicación de dichos experimentos en la guerra tenía como objetivo la eliminación masiva de seres humanos, afirmó el vocero chino.
Asimismo, señaló que los expedientes del juicio de Khabarovsk, que respaldan y aportan más pruebas a los archivos conservados por China, junto con el emplazamiento de la Unidad 731 en China, demuestran claramente cómo la unidad cometió crímenes en territorio chino y prueban que la guerra bacteriológica fue un crimen de Estado premeditado, organizado, jerárquico y sistemático.
Además de sus crímenes en China, el ejército japonés estableció en 1942 la Unidad Oka 9420 en Singapur, donde llevó a cabo experimentos humanos ilegales y libró una guerra bacteriológica en países del Sudeste Asiático, indicó Guo. "Sus atrocidades quedarán condenadas a la infamia perpetua", refirió.
Resulta alarmante que, pese a estos hechos innegables, fuerzas de derecha en Japón sigan negando con vehemencia, minimizando o incluso encubriendo los actos de agresión y los crímenes contra la humanidad, señaló Guo, añadiendo que la amnesia histórica equivale a una traición, y la negación de responsabilidades conduce a la repetición de los crímenes.
"Todos los países tienen la responsabilidad y la obligación de instar a Japón a eliminar por completo los remanentes del militarismo, para que tales tragedias no se repitan jamás. Juntos, debemos salvaguardar los resultados de la victoria en la Segunda Guerra Mundial y el orden internacional de posguerra, así como defender conjuntamente la paz y la estabilidad que tanto costó conseguir en el mundo", exhortó el vocero.
