Por Zhao Yan
RECIFE, Brasil, 24 ene (Xinhua) -- En las celebraciones por el Año Nuevo Lunar chino en la ciudad noroccidental brasileña de Recife, las presentaciones de Kung Fu y Danza del León causaron aplausos y vítores del público local. Ambos espectáculos fueron organizados por Fabio Cruz de Nascimento Silva, un maestro de Kung Fu de 49 años de edad.
Fabio es un brasileño que decidió abrir un gimnasio de artes marciales en Recife y enseña Tai Chi y Kung Fu en el Instituto Confucio de la Universidad Federal de Pernambuco. El Gobierno municipal de Recife también lo invitó a ser profesor de Tai Chi en la Unidad de Cuidados Integrales de Salud (UCIS). Se puede decir que es un conocido practicante de artes marciales, y por ello recibe el cariñoso apodo de "Fabio Shaolin".
"Cuando era niño, todos pensaban que me parecía al pequeño monje de la película china Shao Lin. Al principio, también practicaba las artes marciales del norte de Shaolin, por lo que obtuve el apodo de Shaolin. Ahora conozco a muchos chinos locales gracias al Kung Fu, y llamarme 'Shaolin' les es más fácil que llamarme por mi largo nombre brasileño", dijo Fabio.
Como muchos extranjeros amantes de las artes marciales, Fabio pidió a su padre que lo enviara a aprender artes marciales después de ver películas de Kung Fu en la televisión cuando era un niño. A pesar de que los gimnasios solo aceptaban alumnos a partir de los 12 años, Fabio consiguió entrar con 9 años como una excepción tras presentar su solicitud repetidamente ante el maestro en aquel entonces.
Recife es una ciudad que no cuenta con muchos chinos de ultramar, así que el maestro solo enseñaba un Kung Fu relativamente simple y sencillo. Fabio aprovechaba sus vacaciones para aprender Kung Fu en las grandes ciudades, como Río de Janeiro y Sao Paulo, donde hay más escuelas de artes marciales. También participó en un curso en la capital italiana de Roma, con el objetivo de aprender un poco de Kung Fu de todas las escuelas.
Un día, encontró en Recife a un chino practicando Kung Fu con un estilo diferente. Era "muy parecido al estilo de Jet Li en la película. Tenía muchas ganas de aprenderlo", dijo Fabio. Sin embargo, este chino llamado Luo Dong era entonces dueño de una tienda en Recife, y hacía tiempo que había dejado de trabajar con el Kung Fu, por lo que, naturalmente, no aceptaba aprendices.
Fabio se puso a trabajar en la tienda de Luo Dong y le suplicó que le enseñara artes marciales a la salida del trabajo. Luo Dong finalmente se sintió conmovido por la persistencia de Fabio y comenzó a enseñarle Xingyi Quan, Chuo Jiao Fanzi Quan y Wuxing Quan.
El Kung Fu chino acompaña a todos los aspectos de la vida de Fabio. Estudió educación física en la universidad, y después de graduarse se dedicó a trabajos relacionados con las artes marciales. Fue coordinador de la asociación local de artes marciales y árbitro de competiciones de Tai Chi, reconocido por el Gobierno brasileño.
"Por supuesto, el último sueño de aprender Kung Fu es ir a China, y he estado trabajando duro para lograrlo. He participado continuamente en competencias nacionales en Brasil. Primero, participé en la competición regional del noreste y fui campeón. Después fui campeón nacional, por lo que en 2012 tuve la oportunidad de ir a China con la Federación Brasileña de Wushu para participar en el 5º Campeonato Mundial de Artes Marciales Tradicionales en China, y obtuve el tercer lugar en la competencia de Espada Tai Chi Estilo Chen", detalla Fabio con orgullo.
El campeonato de artes marciales se llevó a cabo en Huangshan. Fabio dijo que parte de "la película 'Crouching Tiger, Hidden Dragon' (El tigre y el dragón) se filmó en Huangshan. Estaba muy emocionado. Viajamos durante 15 días en China. También fui a Beijing y estuve en la Gran Muralla. Conocí a muchos amigos del Kung Fu durante el viaje".
Después de haber practicado artes marciales durante muchos años, Fabio ha adquirido una comprensión más profunda de las artes marciales chinas. "Veo el Tai Chi como una filosofía. El Kung Fu es mucho más que ataque y defensa, es una forma de vida. Para mí se relaciona con el verdadero significado del ideograma de manera literal, que es fuerza, experiencia, inteligencia, que es la verdad que se adquiere con el esfuerzo en esta relación donde amas lo que haces", dijo.
Además de las clases en el gimnasio de artes marciales, el Instituto Confucio y el Gobierno municipal, Fabio también imparte dos clases privadas cada semana, una en Recife y otra en la ciudad vecina de Olinda. Cada vez más personas acuden a él para aprender artes marciales. Después de la erupción de la pandemia de COVID-19, las clases de Fabio tuvieron que suspenderse y su número de estudiantes se redujo considerablemente. La vida de Fabio comenzó a ser muy difícil.
"Me gustaría agradecer a la Asociación de Chinos en Recife, ellos se acercaron a mí en mi momento más difícil. La asociación me invitó a participar en varias celebraciones y actividades culturales relacionadas con China, para que pudiera hacer presentaciones de Kung Fu y Danza del León junto con mis alumnos, y así ganar dinero", dijo Fabio a Xinhua.
Al participar en actividades relacionadas con China, Fabio también aprendió más sobre la cultura china. "Empecé a comprender la cocina, el idioma, la música y el arte chinos. La esposa de mi maestro Luo Dong dijo que ahora soy mucho más chino que algunos chinos", afirmó.
Fabio reveló que muchos de sus alumnos brasileños que aprendieron Kung Fu con él luego fueron al Instituto Confucio para estudiar y obtuvieron la oportunidad de estudiar en China.
"Es el Kung Fu lo que hizo que se interesaran por China, y (esto) se ha convertido gradualmente en un vínculo entre China y Brasil. En los últimos años, Brasil también comienza a tener más oportunidades de conocer la cultura china. Espero que la relación entre los dos países se vuelva más estrecha a través de la cultura y a través del Kung Fu", expresó.
