COMENTARIO: El plan de vertido de aguas residuales nucleares de Japón es peligroso e irresponsable | Spanish.xinhuanet.com

COMENTARIO: El plan de vertido de aguas residuales nucleares de Japón es peligroso e irresponsable

spanish.news.cn| 2023-05-19 16:32:19|
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TOKIO, 19 may (Xinhua) -- El Gobierno japonés se mantiene empecinado. Cuando se trata de endulzar su vertedero de aguas residuales contaminadas con energía nuclear, ninguna posibilidad es demasiado pequeña para Tokio.

Cultivos preliminares comenzaron el año pasado en las aguas marinas de la paralizada planta nuclear de Fukushima para mostrar la seguridad del agua. En marzo, un pequeño grupo de chefs, propietarios de restaurantes y minoristas fue invitado a un evento especial de degustación de comida hecha en Fukushima. Incluso la próxima cumbre del Grupo de los Siete está a punto de ser testigo de cómo Japón corteja a sus aliados para que confíen en los ingredientes de la prefectura.

El engaño es demasiado claro como para pasarlo por alto: el egoísta Gobierno japonés ha intentado silenciar las objeciones dentro y fuera del país y aprobar un plan de vertido tanto peligroso como irresponsable.

La principal de las preocupaciones es el agua contaminada en sí.

Después de sufrir fusiones en el núcleo, la planta nuclear ha estado generando cantidades masivas de agua contaminada por radiación. Sustancias como el tritio, un subproducto radiactivo de los reactores nucleares, son difíciles de filtrar. A los riesgos se suman trazas de isótopos de rutenio, cobalto, estroncio y plutonio en las aguas residuales.

En este sentido, el Pacífico enfrenta una inmensa contaminación debido a las acciones imprudentes y desvergonzadas de Japón. Las estimaciones han demostrado que si el agua contaminada de Fukushima se libera en el océano, solo tardará siete meses en llegar a las costas de la isla Jeju de Corea del Sur y tocar puntos tan lejos como la costa oeste de EE. UU. dentro de varios años.

Además, los testarudos tomadores de decisiones de Japón han procedido con su impopular plan sin tener suficientes discusiones profesionales y basadas en la ciencia y una comunicación completa con el público. Su movimiento irresponsable, sin duda, ha provocado una gran protesta tanto en el país como en el extranjero.

En abril de 2021, el Gobierno japonés anunció su polémico plan para verter aguas residuales diluidas en el mar, alegando que la liberación es la solución "más realista", lo cual no lo es en absoluto. Aunque los países vecinos han expresado su preocupación, el Gobierno japonés se negó a cambiar de postura y dijo en enero que la descarga comenzará "en primavera o verano".

Con la aproximación de la fecha límite para el plan de vertido, cientos de japoneses se reunieron el martes en varios lugares de Tokio para protestar contra el referido plan, exigiendo la suspensión inmediata.

Según una encuesta reciente, más del 43 por ciento de las personas en Japón están en contra de la descarga del agua radiactiva al océano y más del 90 por ciento de las personas creen que este movimiento tendrá efectos negativos. Si el Gobierno japonés no puede convencer a su propio pueblo, ¿cómo puede esperar confianza de la comunidad internacional?

Además, el Gobierno japonés ha optado por tomar un atajo que antepone el interés económico a todo lo demás.

En lugar de elaborar un mejor plan para abordar el problema, el Gobierno y la Compañía de Energía Eléctrica de Tokio (TEPCO, siglas en inglés), el operador de la planta paralizada, simplemente afirmaron que el espacio se está acabando y que liberarán más de un millón de toneladas de agua en el mar, lo que mostró un desprecio temerario por las opciones alternativas propuestas por el público.

De hecho, expertos del Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón y organizaciones no gubernamentales han sugerido otras opciones de eliminación, como la liberación de vapor, la liberación de hidrógeno, la inyección en la geosfera o el entierro subterráneo.

Si Tokio o TEPCO están decididos a abordar la falta de almacenamiento, seguramente encontrarán una opción segura y responsable. Sorprendente pero tristemente, la empresa dijo que llevaría demasiado tiempo negociar con el Gobierno local y los propietarios de tierras.

El Océano Pacífico no pertenece a Japón. Si Tokio insiste en un plan de descarga de aguas residuales nucleares tan peligroso y tóxico, dejará otra marca indeleble de pecado en su historia debido a su comportamiento irresponsable.

(Zhang Yiyi, Qian Zheng en Tokio y Yoo Seungki en Seúl también contribuyeron con este texto.)

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