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ESPECIAL: Hostilidad y maltrato, realidad de migrantes hondureños deportados de EEUU

spanish.news.cn| 2024-06-14 07:44:15|
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Por Xi Yue, Jiang Biao y José Gabriel Martínez

TEGUCIGALPA, 13 jun (Xinhua) -- A las afueras del municipio de La Lima, departamento de Cortés, en el norte de Honduras, el Centro de Atención al Migrante Retornado (CAMR) se ha convertido en un refugio esencial para hondureños deportados de Estados Unidos.

Bajo la dirección de la hermana Idalina Bordignon, el CAMR recibe semanalmente a decenas de migrantes con relatos desgarradores de abuso y maltrato sufridos durante su detención y deportación, una de las tantas aristas de la crisis migratoria que atraviesa la región centroamericana en los últimos años.

Bordignon explicó a Xinhua que cada jueves un vuelo proveniente de México trae entre 120 y 160 migrantes hondureños, alrededor de 500 personas al mes.

"Los migrantes de México llegan con problemas de pertenencias, principalmente de documentación. Llegan sucios, hambrientos, en condiciones humanas muy degradables", comentó Bordignon, al tiempo que subrayó que, aunque la situación es grave para los retornados de México, los deportados de Estados Unidos enfrentan desafíos significativos.

Muchos de ellos, refirió, han pasado años en cárceles federales o estancias migratorias estadounidenses, enfrentando condiciones extremadamente duras.

"La mayoría trae medicinas, pero deberían recibir tratamiento psicológico y psiquiátrico al llegar. Recientemente tuvimos dos personas que no podían ser recibidas por sus familias debido a problemas psicológicos", detalló Bordignon, quien acusó que la falta de un sistema de apoyo adecuado agrava la situación de los migrantes.

Según las cifras del Instituto Nacional de Migración (INM) de Honduras, desde el inicio del año en curso y hasta el pasado 2 de junio, 16.531 migrantes hondureños fueron retornados desde distintos países.

Más del 73 por ciento de ellos (12.103) fueron deportados desde Estados Unidos, donde muchos, según refieren en sus testimonios, sufrieron maltratos y vejámenes lesivos a su dignidad e, incluso, su salud.

Uno de los retornados, Juan, afirmó que durante su encierro en una instalación de las autoridades migratorias estadounidenses, tras haber trabajado cinco años en ese país, fue tratado como un "animal", sin respeto a su dignidad humana.

"Algo que es decepcionante, que a uno lo ven como perro y uno prácticamente lo que anda es buscando la vida (...) No había agua, unos tambos de agua caliente, o sea, que nos están tratando como perros, no hay misericordia", denunció.

Bernard, otro deportado, dijo haberse sentido como una persona secuestrada durante los 17 días que pasó en una estación migratoria, en tanto su familia nunca supo de él "porque ellos no te permiten una llamada".

"Ellos no te permiten nada. Estás aislado del mundo exterior. Ellos no te permiten ver el sol y la comida es muy mala. Yo, de hecho, estuve muy mal, casi me muero allá porque te dan puro alimento de harina", relató.

Bordignon ha escuchado centenares de historias de migrantes que fueron víctimas de trata, secuestro y extorsión durante su travesía hacia Estados Unidos, así como de maltratos y hostilidad en ese país durante su detención y proceso de deportación.

"De verdad que hay algo que a mí me impresiona. El hecho de pisar tierras americanas de forma irregular, ya te torna criminal, ya te torna un delincuente", lamentó Bordignon, a quien le indigna mucho que los migrantes que llegan al CAMR desde Estados Unidos sean esposados durante la deportación.

"Todos los adultos son esposados de mano, pies y cintura. Eso es muy humillante. Eso es muy fuerte y contra la ley. Pero Estados Unidos empieza a soltarle las chachas (esposas) cuando entran en suelo hondureño", afirmó.

Las condiciones denunciadas por los retornados han dejado cicatrices profundas en muchos de ellos, que ahora deben enfrentar una nueva vida en su país de origen, frecuentemente sin el apoyo psicológico necesario.

Su situación se complica aún más debido a la falta de documentación. Muchos migrantes llegan sin cédula, pasaporte ni tarjetas de débito o crédito, lo que les impide reconstruir sus vidas rápidamente.

"Aquí en Honduras, sin una cédula de identidad, no puedes hacer nada. No puedes trabajar ni viajar. Una cédula demora tres meses en obtenerse, y estas personas llegan con deudas y sin dinero", señaló Bordignon.

La directora del CAMR destacó que, a raíz de los abusos y maltratos sufridos en su detención en Estados Unidos y posterior deportación, muchos migrantes desean demandar a las autoridades estadounidenses por el trato recibido, pero carecen de los recursos y el apoyo necesario.

"Aquí adentro debía haber un abogado internacional con conexiones con Estados Unidos para procesar estas demandas", sugirió, a la vez que definió la impotencia legal de los migrantes deportados como otra capa de la "injusticia" que enfrentan.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) contabilizó en todo el año fiscal 2023 de ese país, de octubre de 2022 a septiembre de 2023, la cifra récord de 2.475.669 detenciones de migrantes, superior a la registrada en los dos años fiscales precedentes, cuyos registros también marcaron máximos históricos en su momento.

De ese total, 213.686 fueron migrantes hondureños, los cuales suman 100.378 desde el inicio del año fiscal en curso, de acuerdo con las cifras de la CBP.

Bordignon, de manera coincidente con la opinión mayoritaria de analistas, considera que la situación económica en Honduras es uno de los principales impulsores de la migración.

"Aquí en el país es muy difícil conseguir un trabajo (...) El sueldo mínimo es muy bajo y también está muy fuerte el tema de la extorsión y la violencia", apuntó Bordignon, para quien la desesperación lleva a muchos a arriesgar sus vidas en busca de una mejor oportunidad en Estados Unidos, solo para enfrentar un trato brutal y, eventualmente, ser enviados de vuelta.

Pero, a pesar de las condiciones internas de Honduras y de otros países, el papel de Estados Unidos en la crisis migratoria actual es innegable porque "vive del trabajo mal remunerado de los migrantes, de los latinos y de la sangre de los países pobres", dijo la directora del CAMR.

"Estados Unidos y otros países ricos se hacen de la sangre de los países pobres, de la explotación de la mano de obra de los países pobres. Entonces que sean justos, que paguen, que den oportunidades justas", concluyó.

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