Por José Gabriel Martínez
MÉXICO, 2 mar (Xinhua) -- La explotación indiscriminada de recursos naturales contribuye en gran medida a la expulsión elevada de migrantes y refugiados de varios países de América Latina, consideró la experta mexicana Ariadna Estévez.
En una entrevista reciente con Xinhua, Estévez explicó que hay países latinoamericanos en los que recursos altamente demandados como el litio, el oro o el coltán se explotan de forma irresponsable, a veces por grupos criminales y mediante prácticas violentas y luchas que obligan a desplazamientos forzosos.
"Lo que hace la existencia de los grupos criminales es crear un terror que es lo que está expulsando a la gente en general", afirmó la experta del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La minería, una actividad a la que se dedican varios grupos criminales de la región, "es muy corrosiva en términos ambientales y destruye hábitats". "Entonces, hay gente que está huyendo porque no hay donde vivir", añadió.
En opinión de Estévez, los problemas estructurales de Centroamérica y América del Sur que motivan un incremento continuo de los flujos migratorios hacia el norte no tienen que ver sólo con la falta de empleo o la inseguridad, identificados como causas principales de la migración en las estrategias de los gobiernos del continente.
"Se debe acabar también con la voracidad sobre los recursos naturales de estas regiones, que configura un extractivismo casi originario", determinado en gran parte por "los patrones de consumo de la sociedad moderna".
En criterio de Estévez, el problema de Centroamérica, Haití y otros países altamente emisores de migrantes no es que no haya empleos porque, en términos globales, la sociedad no está produciendo puestos de trabajo.
Esta circunstancia incluye al llamado primer mundo o los países desarrollados, precisó la investigadora, para quien, si la migración fuera sólo por falta de empleo y oportunidades, "todo el mundo estuviera migrando para todos lados".
"No es eso exclusivamente. Entonces, los Gobiernos están abordando el síntoma de algo que es muchísimo más grave, que son los conflictos armados y la delincuencia organizada, con el saqueo de recursos como trasfondo".
La académica estimó que la agudización de todos estos factores en los últimos años, unida a la crisis derivada de la pandemia de COVID-19, hizo que en 2021 la región afrontase un flujo de migrantes inédito.
La autoridad migratoria mexicana deportó a 82.627 migrantes a sus países de origen durante todo el año, mientras que el número de migrantes detenidos por autoridades estadounidenses entre el 1 de octubre de 2020 y el 30 de septiembre de 2021 alcanzó el máximo histórico para un año fiscal de 1.734.686.
Más de 131.000 migrantes solicitaron refugio en México de enero a noviembre de 2021, lo cual representó un aumento del 300 por ciento con respecto a las solicitudes del año precedente, que sumaron 41.230, de acuerdo con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.
Sin embargo, consideró Estévez, tal incremento exponencial de la migración no fue espontáneo y obedece más a la reanudación de la travesía migratoria de aquellos migrantes o desplazados que se detuvieron en algún país de tránsito como consecuencia de la pandemia o, antes, de las medidas antinmigración del anterior gobierno estadounidense.
"Muchos de los que estuvieron detenidos un año o dos por estos factores reemprendieron su viaje apenas empezaron a haber campañas de vacunación en los distintos países", afirmó.
Estévez subrayó que los flujos migratorios más altos se han dado habitualmente por conflictos y la incidencia delincuencial, y que en el caso de América Latina se vio un aumento en los últimos años también por el cierre de las fronteras de Europa para muchos solicitantes de asilo o refugio.
Esto último, explicó, hizo que gente de procedencia transcontinental viniera a la región buscando emigrar al norte o solicitar refugio en un país más seguro, un flujo favorecido por la existencia de rutas y redes de tráfico de drogas, que facilitan también el tráfico de personas.
