MADRID, 5 abr (Xinhua) -- Los constantes e inusuales robos de aceite de oliva en toda España, principal productor y exportador mundial de este artículo, son la punta del iceberg del gran encarecimiento que está registrando esta grasa vegetal esencial en la dieta mediterránea debido a la drástica caída de la cosecha causada por la prolongada sequía.
Dentro de la Unión Europea (UE), el coste medio del aceite de oliva virgen subió en España un 76 por ciento en febrero, con respecto al mismo mes del año anterior, solo por detrás de Grecia (97 por ciento más), según los últimos datos de la oficina estadística del bloque comunitario.
"El motivo de la subida de precios, más acuciante a partir del verano pasado, es la escasez de disponibilidad del aceite de oliva debido a que la sequía ha provocado producciones muy bajas en España: el año pasado se produjo menos de la mitad de lo que es una producción media", dijo a Xinhua la gerente de la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español, Teresa Pérez.
De acuerdo con datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la producción española de aceite de oliva supone el 70 por ciento de la de la UE y el 45 por ciento de la mundial. España es, además, el primer exportador mundial con un 65 por ciento de la comercialización total.
Del sector viven 350.000 agricultores que realizan la recolección, como en otros árboles frutales, una vez al año.
"La sequía ha afectado no solo porque el árbol tenga menos recursos hídricos y entonces produzca menos, sino también porque en la época de floración las temperaturas fueron anormalmente altas y esto provocó que las flores, que son muy delicadas, se quemaran y, por tanto, no pudieran fecundarse y fructificar", precisó Pérez.
Efecto del cambio climático, este estiaje no ha afectado solo a España, sino también a otros países productores. Y, al tratarse de una grasa cada vez más demandada debido a sus propiedades saludables, según Pérez, "se ha generado un desequilibrio entre la oferta y la demanda".
Ante esta coyuntura, el sector está explorando nuevas maneras de producir como el "cultivo en setos".
"Lo que se hace es convertir los campos como si fueran setos de jardín. El seto del jardín es más pequeño, absorbe menos agua, pero por contra hay más cantidad. El árbol en sí se estresa menos porque hay más árboles pequeñitos que van a trabajando todos a la vez", explicó Vicente Casanova, experto oleícola de la empresa de agrointeligencia Hispatec, en declaraciones a Xinhua.
Frente a los olivares tradicionales, con árboles grandes y muy espaciados entre sí, en el seto, al ser más pequeños y estar más concentrados, "los tratamientos y la cosecha se pueden hacer con maquinaria".
Los defensores de estos "sistemas de alta densidad" postulan que la disposición en forma de seto es muy eficiente y reduce el consumo de insumos y agua en comparación con la cantidad de aceite que proporciona.
"Este modelo y el del semiseto, que es una combinación con el tradicional, es en lo que nos movemos a nivel de producción en masa para servir al mercado nacional y extranjero. Eso es lo que se está expandiendo en las grandes empresas que se están dedicando a los olivares o a los almendros", señaló Casanova.
Aunque el olivo es un cultivo tradicionalmente de secano, en la actualidad "hay un 25 por ciento de la superficie que está en riego. Esta superficie no se ve tan afectada como las otras zonas de secano que dependen del agua de la lluvia", aclaró Pérez.
Este tipo de producción evoluciona cada vez más "siempre que es posible, porque para poder hacer una plantación de riego tienes que tener disponibilidad de terreno y de agua" y, en estos momentos, la sequía ha obligado a imponer restricciones en algunas zonas, prosiguió Pérez.
En lo que respecta a las ventas al exterior, el descenso ha sido también evidente, aunque la caída "en volumen es más significativa que la bajada en valor, en parte por los precios en origen", declaró la experta.
"Hay una evolución creciente del interés por el aceite de oliva y un incremento del consumo en países tradicionalmente no consumidores. En los países tradicionalmente productores, por cambios en el estilo de vida, el nivel de consumo se está viendo disminuir ligeramente", añadió.
De esta forma, "tenemos un escenario de crecimiento de consumo fuera y reducción del consumo dentro que se van compensando siempre y cuando no se den situaciones anormales como la sequía".
En este sentido, el Consejo Oleícola Internacional (COI), con sede en España y cuyos miembros representan más del 98 por ciento de la producción total, ha mostrado también su optimismo en cuanto a que los productores puedan responder al aumento de la demanda en el futuro.
"Expandir los mercados en otros países es una tendencia que hemos visto más claramente en años con mayores cosechas y, en esta situación, que creo que veremos de nuevo, China será un mercado estratégico para los productores españoles", destacó a Xinhua el director ejecutivo del consejo, Jaime Lillo.
Las precipitaciones caídas en los últimos meses hacen que la previsión de producción para esta campaña 2023-2024 sea algo más optimista, con un crecimiento del 15 por ciento con respecto a la anterior, aunque seguirá siendo un 34 por ciento inferior a la media de las últimas cuatro, según estimaciones oficiales.








