BUENOS AIRES, 14 may (Xinhua) -- La actual situación económica en Argentina, que combina recesión con inflación, está teniendo impactos significativos en la industria manufacturera con niveles actuales de caída sólo superados por los registros durante la pandemia del nuevo coronavirus, indicó hoy martes el economista argentino Adrián Gutiérrez Cabello.
La industria retrocedió 14,8 por ciento en el primer trimestre, según datos oficiales, pero su tendencia en declive data de hace algunos meses; sin embargo, la situación macroeconómica actual y los cambios que se plantean desde el Ejecutivo plantean desafíos adicionales, consideró el investigador en la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín en diálogo con Xinhua.
"Desde mayo de 2023 la industria viene mostrando caída en los niveles de producción, hace meses que está en una pendiente; la caída de marzo de este año sólo fue superada en los últimos años por la de abril de 2020 por la pandemia del coronavirus", expuso Gutiérrez Cabello.
La recesión golpea con mayor intensidad a las pequeñas y medianas empresas (Pymes) del país, especialmente aquellas situadas en la provincia de Buenos Aires, una región que sirve como indicador clave de la actividad manufacturera a nivel nacional.
"Si se mantiene la caída que está evidenciando la industria, esto puede tener importantes impactos no solo económicos sino también sociales; el entramado productivo hace que la caída en la industria afecte a las demás actividades, como comercios, servicios. Lo mismo ocurre con la caída del salario real, que significa menor poder de compra de la población", indicó el también profesor universitario.
Gutiérrez Cabello explicó que tomando como referencia el Producto Interno Bruto (PIB) a precios corrientes del año 2023, "la industria manufacturera explica alrededor de uno de cada cinco pesos de valor agregado en la economía nacional".
En Argentina, la composición de esta industria se explica por la producción alimenticia, siendo una de las más relevantes tanto para el mercado interno como para exportación, destacando las manufacturas con origen en la soya o en el trigo, así como la producción cárnica.
Pero, además, la industria Pyme aglutina a sectores de relevancia como la metalmecánica, de autopartes, industria química, textil, cuero, caucho y plástico, entre otros.
Gutiérrez explicó que el contexto actual que combina prolongación de la recesión y fuerte alza de precios es "histórico" en Argentina, siendo en el año 2011 "la última vez que la economía argentina creció al menos dos años seguidos".
Agregó que la realidad de la industria es consecuencia de una sucesión de eventos negativos como la grave sequía vivida durante el año pasado, la cual afectó el ingreso de divisas y, por ende, deparó en restricciones para las Pymes respecto a la posibilidad de importar insumos y componentes para producir.
Respecto al actual ajuste fiscal que implementa el Gobierno nacional, Gutiérrez indicó que "es transversal a todas las industrias la eliminación de los subsidios a los servicios públicos".
"Esto tiene un gran impacto en la rentabilidad de las industrias Pymes, este aumento en sus costos además afecta la competitividad y a la vez de la dificultad de trasladar toda esta suba a los precios, sabiendo que, ante la caída de las ventas, esto empeoraría aún más la situación", refirió.
En medio del convulso contexto, Gutiérrez consideró que la desaceleración inflacionaria es un indicador óptimo para la industria, que eventualmente otorgaría previsibilidad.
"El menor ritmo de crecimiento de los precios es una buena noticia porque puede dar indicios de previsibilidad, si la empresa quiere presupuestar, esto ya es importante. Un dato no menor es que con la baja de la inflación está comenzando a reaparecer el financiamiento sobre todo para bienes de consumo, lo cual dinamiza a las pequeñas industrias y comercios", dijo.
Sobre la política de apertura que impulsa el Ejecutivo destacó que puede ser al mismo tiempo una oportunidad o una amenaza.
Constituye una oportunidad "si la apertura significa poder acceder a materias primas o insumos para la industria que pueda ser más competitiva, tanto por no disponerse en el país o para generar un mecanismo de competencia de modo que los proveedores locales, principalmente aquellos sectores casi monopólicos u oligopólicos se vean 'obligados' a tener precios más acordes con el mundo".
Sin embargo, indicó que "si la apertura es total para la compra de productos finales, sin ningún tipo de control de medidas antidumping, esto implicaría un 'boom' en el consumo de corto plazo y después se traduce en el cierre de empresas locales por quedar fuera de mercado", concluyó.
