MONTEVIDEO, 26 ene (Xinhua) -- La mayor fiesta popular de Uruguay, el Carnaval de Montevideo, arrancó la noche del jueves con un colorido desfile por el centro de la capital, que celebra sus 300 años de fundación.
Un carro alegórico con figuras icónicas de la cultura, así como personajes anónimos que han dado origen a la identidad de la ciudad de Montevideo a lo largo de su historia, fue el encargado de encabezar el multitudinario desfile del carnaval más largo del mundo por sus más de 40 días de fiesta.
Casi cuarenta conjuntos fueron parte de la fiesta sobre la Avenida 18 de Julio.
La crítica sobre los principales hechos del año pasado, parodias, música, baile y trajes impactantes conforman los espectáculos en cinco categorías de esta fiesta: murgas, parodistas (las más populares), comparsas, humoristas y revistas.
Horas después de concluido el desfile, ya entrada la madrugada de este viernes, el jurado dio a conocer a los conjuntos ganadores: la revista "La Compañía", los humoristas "Los Choby's", la comparsa "La Sara del Cordón", los parodistas "Los Muchachos" y la murga "Un título viejo".
El concurso oficial recién comenzará el próximo lunes en el Teatro de Verano, con una capacidad para unos 6.000 espectadores, y se extenderá durante más de 40 días, siempre que no se prolongue a causa de suspensiones de etapas por lluvias.
Cada noche, en cada barrio, habrá tablados populares, donde los conjuntos harán presentaciones fuera del concurso.
Para las autoridades locales, "el carnaval es una fiesta popular más que centenaria, forma parte de nuestra cultura y siempre ha sido un canal de expresión muy importante".
La murga y el candombe son las expresiones artísticas autóctonas más representativas de la fiesta popular, que, incluso, trascendieron las fronteras.
Con más de una decena de miembros disfrazados y de caras pintadas, la murga actúa, canta y baila al ritmo de bombo, platillos y redoblante, con una mirada sobre la realidad llena de humor, sátira y crítica.
El candombe, ritmo musical generado por tamborileros, es una tradición de los esclavos africanos que llegaron al país en el siglo XIX que fue declarado Patrimonio Intangible de la Humanidad por la Unesco.